Cultivos bioenergéticos
Como resultado de este trabajo, único en el país, se inscribieron cuatro variedades del cultivo en el Inase.
La colza es el tercer cultivo oleaginoso en importancia a nivel mundial. Como cultivo de invierno, alternativo al trigo y la cebada, aporta materia prima tanto para aceite comestible como para biocombustibles, especialmente para los de uso aeronáutico. Estas características generan una demanda creciente de esta producción en los mercados internacionales.
Desde este punto de vista y debido a su ciclo inverno – primaveral, Lucrecia Gieco, responsable del programa de mejoramiento genético de colza en el INTA, explicó que la colza complementa al abastecimiento de la industria, constituyéndose en una excelente oportunidad para incrementar el área cultivada y dar respuesta a las crecientes demandas de mercado. Además, agregó: “En sistemas de siembra directa se adecuan muy bien en la rotación para cultivos de segunda tales como soja o maíz, confiriendo una mejora en los rendimientos logrados, relacionado esto a aspectos sanitarios en los cultivos siguientes y a mejoras en la estructura del suelo, entre otros factores”.
La visión de Carbio
Por su parte, Víctor Castro, director ejecutivo de la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio), ponderó el rol de la colza y aseguró: “Hoy se presenta como una posibilidad cierta de sumar oferta de manera sostenible de materia prima para la producción de Biodiesel y Biocombustibles Sostenibles de Aviación SAF. Este cultivo puede proveer biomasa que cumpla los estándares de sostenibilidad a escala mundial”.
Y agregó: “Las materias primas biológicas son los insumos más utilizados para producir biocombustibles, una herramienta fundamental para descarbonizar el sector energético”. En este punto, no dudó en subrayar “que el agro es clave en la provisión de materia prima para su producción”.
Según explicó Castro, esto se debe a “la importancia de tener disponibilidad de materia prima en forma sostenible, abundante y económica para la producción de biocombustibles”. Asimismo, detalló que “el sector de energía se relaciona fuertemente con el agro y la cadena de valor de los biocombustibles que hoy se utilizan en el transporte. Este vínculo es particularmente fuerte en la Argentina donde el agro produce las tres grandes familias de materias primas que hoy pueden utilizarse para producir los biocombustibles: aceites y grasas; azúcares y almidones para producir bioetanol; y materia prima lignocelulósica”.
Mejoramiento genético
En este sentido, Gieco indicó que “desde INTA trabajamos para mejorar aspectos sobre prácticas de manejo y mejoramiento genético”, y agregó que, como parte de las actividades de desarrollo de germoplasma ya en su etapa final, “se realizan ensayos comparativos de rendimiento de las líneas estabilizadas del programa tanto en la zona de Paraná como en otras localidades del país como Pergamino y Barrow para seguir evaluando el germoplasma y seleccionando las mejores líneas que se adapten a la región de cultivo”.
Actualmente, los cultivares obtenidos gracias al programa de mejoramiento genético de INTA son Macacha INTA (2016) y Delfina INTA (2023), comercializados en Argentina y Uruguay; y Guyunusa INTA (2022) y Floriana INTA (2024) comercializados en Uruguay. “Estos cultivares, registrados en el Instituto Nacional de Semillas (Inase), fueron transferidos mediante convenios de transferencia de tecnología, para su multiplicación y comercialización. Además de estos cultivares, y mediante acuerdos de transferencia de materiales, se está evaluando tanto en Uruguay como en Paraguay germoplasma inédito promisorio”, puntualizó.
Con respecto a las características específicas de cada una de las variedades, Gieco explicó que “en el caso de Macacha INTA, la primera variedad desarrollada por INTA e inscripta en la Argentina, es importante destacar que es de tipo primaveral intermedia, de porte medio y alto potencial de rendimiento, con buena sanidad y calidad en cuanto al contenido de aceite”.
En relación con Delfina INTA, la investigadora explicó que “difiere de la variedad anterior ya que el ciclo es más corto desde la emergencia de la floración plena”. En cuanto a Guyunusa INTA y Floriana INTA, los cultivares comercializados en Uruguay, son también primaverales intermedias, e intermedio largo, respectivamente. “Todos estos cultivares fueron seleccionados por su elevado potencial de rendimiento en grano y contenido de aceite, y considerando su comportamiento frente a los principales patógenos del cultivo”, afirmó.
Debido al trabajo desarrollado por INTA en materia de mejoramiento genético, en tecnología de manejo y ecofisiología y las posibles oportunidades de negocio, se posiciona a este cultivo como una alternativa promisoria para el sector productivo.