Un reporte del RosGan advierte la escasa oferta disponible de hacienda como consecuencia de la sequía de los últimos años.
Un reporte difundido por el Mercado Ganadero de Rosario advierte la escasa oferta disponible de hacienda y, en consecuencia, plantea el “desafío de recuperar la producción de animales pesados”.
El documento del RosGan
El aumento que registró la faena durante el último año, producto de la severa pérdida de forrajes ocasionada por la sequía, será un gran condicionante de la oferta ganadera a partir del presente ciclo, sumado al faltante esperado de terneros debido al impacto registrado sobre las tasas de procreo propiamente dichas.
De los 14,5 millones de animales enviados a faena en el año, casi 1 millón más (+7,5%) que en 2022, 2,95 millones fueron hembras adultas que salieron de producción (+24%), nivel nunca antes visto desde la última gran seca de 2009 cuando se faenaron 3,17 millones de vacas. Pero al mismo tiempo, durante 2023 se registró también un aumento en la faena de vaquillonas que superó los 4 millones de cabezas, un 9% mas que lo faenado un año atrás. Ambos indicadores constituyen grandes alertas para el stock de vientres disponibles para la producción actual de terneros, que terminará impacto en la reposición del siguiente ciclo, es decir 2025 en adelante.
Sin embargo, estos cambios tan significativos en la faena de un año a otro, también conllevan efectos plasmables dentro del corto y mediano plazo. En este sentido, ante una condición de sequía tan prolongada y generalizada, si bien los primeros sistemas de engorde que resultan resentidos son los de recría e invernada pastoril, también se ven afectados aquellos más intensivos que involucran una mayor participación de grano en la dieta, cuya disponibilidad también resulta escasa y cara ante un escenario climático semejante.
Es por ello que en estos contextos se da un doble efecto, por un lado, la interrupción de las recrías con invernadas saliendo más livianas de los campos y a su vez, una aceleración de los tiempos de engorde a corral debido a los elevados costos que suponen dietas más energéticas. En suma, esto deriva a en un incremento de la tasa de extracción de categorías más jóvenes que no logran ser retenidos en engorde, limitando la producción de animales pesados.
En efecto, del crecimiento en la faena que se vio el año pasado, con casi 1 millón de animales más que en 2022, la mitad lo explica el incremento en la faena de vacas (570 mil cabezas más) y el resto (475 mil animales) una mayor salida de los feedlots.
Pero, más allá de las adversidades que ha presentado el clima particularmente en los últimos 2 años, esta mayor de extracción de animales livianos, especialmente en machos, se viene registrando en los últimos 4 a 5 años por confluencia de otros factores igualmente dañinos para la actividad como son la falta de previsibilidad para la comercialización a largo plazo, las trabas a la exportación (principal demandan de animales pesados) y los elevados costos tanto impositivos como financieros que erosionan los márgenes de ganancia y obligan a acortar los ciclos productivos.