La Cámara Argentina de Productores e Industrializadores Avícolas (CAPIA) destaca la imposibilidad de contagio de la enfermedad a través de los alimentos.
El pasado 23 de mayo la Organización Mundial de la Salud (OMS) informaba de un caso fatal confirmado de infección humana por el virus de la influenza aviar A(H5N2) en México. La OMS señalaba que se trataba del primer caso humano confirmado por laboratorio de infección por el virus de la influenza A(H5N2) reportado a nivel mundial y la primera infección por el virus aviar H5 en una persona reportada en México.
Posteriormente, la primera semana de junio, luego de algunos cruces entre las autoridades sanitarias mexicanas y funcionarios de la OMS, ambas partes aclararon que la muerte del paciente se produjo en realidad por causas “multifactoriales”. “Un equipo de expertos en Salud dictaminó que la persona identificada con influenza A (H5N2) no murió a causa de este virus, sino como consecuencia de padecimientos crónicos que generaron un choque séptico”, informó la Secretaría de Salud mexicana.
En este contexto, y ante la circulación de información imprecisa que se dio antes de que las autoridades mexicanas y de la OMS aclararan la situación, la Cámara Argentina de Productores e Industrializadores Avícolas (CAPIA) emitió un comunicado con el objetivo de llevar tranquilidad sobre la situación.
La CAPIA indica que la influenza Aviar del subtipo H5N2 es una enfermedad típica de las aves, con registros en otras especies animales, pero que su aparición en humanos es extremadamente rara, con menos de dos mil registros a lo largo de la historia documentada y que en estos registros, respaldados por organismos internacionales de salud humana, no existe ningún informe técnico que dé cuenta de la transmisión de la enfermedad entre humanos, siendo la única forma de contaminación por contacto directo con el ave contaminada o con sus desechos.
Además, la CAPIA señala que no existe registro de contaminación de influenza aviar altamente patógena en humanos a través del consumo de alimentos; sin embargo, como ocurre con otras enfermedades, se debe controlar a todas aquellas personas que hayan estado en riesgo de contagio, aunque sea mínimo.
El documento refuerza la importancia de estar alerta ante la presencia de un ave con un comportamiento sospechoso y de informar inmediatamente a las autoridades sanitarias. Además, apela a la responsabilidad de evitar difundir información falsa y buscar fuentes confiables para informarse sobre el tema.
“Quiero llevar tranquilidad a los consumidores de que no tienen ningún problema con el consumo de productos aviares. El huevo tiene la particularidad que, con un envase ecológico, es inviolable. Viene sellado, aparte después se cocina, por lo que deja afuera cualquier tipo de contaminación o contagio”, le explicó Juan Kútulas, presidente de la CAPIA, a El Tribuno Campo. Luego, reforzó: “Si el huevo es fresco no hay ninguna posibilidad de que tenga una variación en el producto. A no ser que tenga una contaminación después de que se rompa”.
Kútulas señaló que, luego de los casos de influenza aviar registrados en el país el año pasado, el sector avícola argentino trabaja con redoblados esfuerzos en materia de bioseguridad en las granjas y con un sistema de alerta y denuncia temprana establecido por el Senasa que está dando muy buenos resultados. “Nos sirvió mucho de entrenamiento el estrés que pasamos el año pasado, porque hubo muchos casos en Argentina. Pero este año no hubo ninguno”, concluyó.
Por: Belisario Saravia Olmos, El Tribuno Campo, editor
Fuente: El Tribuno Campo