Un panel internacional hizo foco en el potencial de los sistemas productivos de las Américas y en la necesidad de producir más con menos.
En el segundo día del Congreso Aapresid, y en el marco de 4 paneles de la sección liderada por Aapresid y el IICA -“Los sistemas agroalimentarios de las Américas: perspectivas futuras y oportunidades para el productor”-, se realizó la charla “Cosecha de Carbono: avanzando en la agricultura sustentable en las Américas”, que contó con la presencia del Premio Mundial de la Alimentación y referente en el cuidado del suelo el doctor Rattan Lal; la vicepresidente de INTA, Beatriz “Pilu” Giraudo; el CEO de Bayer, Juan Farinati; y el presidente de Aapresid, Marcelo Torres.
La agricultura, pilar fundamental de la economía global y fuente esencial de alimentos, se encuentra en un momento crucial. Con una población mundial que crece a un ritmo de 7 millones de personas al mes, la presión sobre los recursos naturales es mayor que nunca.
La degradación del suelo, la escasez de agua dulce y el aumento de las emisiones de CO2 son solo algunos de los retos que enfrentamos. Sin embargo, en medio de estos desafíos, surge una solución innovadora y prometedora: la cosecha de carbono.
Rattan Lal -quien también es director del Centro de Manejo y Secuestro de Carbono (C-MASC) de la Universidad Estatal de Ohio y co-lider junto al IICA del programa Suelos Vivos en las Américas– aseguró que toda la vida del planeta depende del suelo, por eso es necesario trabajar para protegerlo. “La agricultura regenerativa es una de las estrategias que permitirá producir en armonía con los recursos naturales”, expresó.
“Los suelos son una entidad con vida y nuestra existencia depende de él, no puede haber vida sin suelo ni suelo sin vida”, dijo Lal y agregó que “la madre naturaleza tiene para complacer las necesidades de todos, pero no las ambiciones, estamos usando demasiados recursos y agua”.
Luego, el especialista abordó el concepto de “Una sola salud”. Para Lal, “la salud de la tierra es la base fundamental para la salud de los animales, las personas, los ecosistemas y el planeta en su conjunto. Por lo tanto, cuidar la salud de la tierra es esencial para mantener la salud de todo lo demás”.
Respecto a la cosecha de carbono, Lal subrayó la gran importancia de entender que hay distintos tipos de carbono y de conocer las interacciones que ocurren entre sí. “Cuando hablamos de cosecha de carbono tenemos que saber de cuál de todos hablamos”, explicó Lal, y agregó que “podemos aumentar muchísimo la producción simplemente mejorando el contenido de carbono en el suelo”.
Por su parte, “Pilu” Giraudo valoró el rol de la ciencia y el rigor científico que hay detrás de cada una de las tecnologías que se desarrollan y destacó que el trabajo de los institutos de investigación es clave para ajustar el conocimiento. Asimismo, señaló que vamos hacia un mundo que exige producir más con menor huella ambiental y para eso será necesario que, tanto los productores como los organismos de ciencia y tecnología, se vuelquen más a las energías renovables y a los sistemas que promuevan la biodiversidad. Y agregó que para esto se requiere investigación y aplicación de indicadores en forma permanente.
En esta línea, Torres señaló: “Tenemos que ser capaces de planificar a corto y mediano plazo, a escala local y global, debido a que para 2050 la agricultura va a tener que producir más del 50 % de los alimentos”. Y agregó que “el desafío está en que seamos capaces de conectar todos los puntos para lograrlo”.
“Es necesario que fortalezcamos la articulación público-privada y que trabajemos de manera integrada con la tecnología, la ciencia y las empresas para que el productor pueda traccionar la innovación”, indicó Torres, quien señaló que el productor “debe aprender qué pasa con el carbono en el suelo para saber cómo cuidarlo y aprovecharlo e, incluso, medirlo a diferentes profundidades y en diferentes sistemas de producción”.
Por su parte, Farinati señaló la necesidad de trabajar y generar conocimiento de manera colaborativa y colectiva, se debe entender el sistema productivo a largo plazo y para ello es clave contar con todas las herramientas necesarias para que el productor sea más eficiente.
“La agricultura regenerativa no solo es posible, sino que puede mejorar el rendimiento a largo plazo y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero”, explicó y subrayó el impacto de la digitalización en la agricultura, que le permites a los agricultores optimizar el uso de recursos y acceder a mercados más exigentes.
“La agricultura regenerativa y la productividad pueden ir de la mano y estamos trabajando en ese camino”, indicó y detalló que, en siete años de ensayos, del que participan más de 160 productores, determinaron que hay una clara conexión entre la agricultura regenerativa y el incremento en los rindes. “Obtuvimos un 9 % más de rendimiento y, a la par, se redujo el consumo de agua y las emisiones”, concluyó.