Con un plan de manejo a nivel de cuencas, el INTA Salta implementa técnicas de uso del relieve para controlar y regular los escurrimientos de agua, a fin de mitigar los procesos erosivos provocados por los excedentes pluviales.
En el Valle de Lerma, una de las características principales es la concentración de las precipitaciones en el período estival, generalmente de gran intensidad. Esto produce anegamientos en las partes bajas, pudiendo afectar rutas, caminos, viviendas y lotes productivos, como así también erosión hídrica. Los procesos de erosión pueden derivar en ruptura de estructuras civiles (puentes, canales, calles), remoción de suelos, cárcavas y pérdida de suelo productivo, entre otras consecuencias.
Para ordenar los escurrimientos de agua, una de las estructuras para cumplir tal fin son las terrazas de desagüe. Las mismas están formadas por un bordo y un canal, con pendientes controladas y longitudes no erosivas.
La trayectoria del agua es condicionada por la fisiografía del lugar. En determinadas ocasiones, estas características hacen que el agua escurra de manera desordenada, concentrando caudales en los cauces naturales, degradando y erosionando ese mismo cauce. Al realizar una terraza evitamos que el agua llegue desordenadamente a esos sitios y, a través del manejo de una determinada pendiente y longitud, conducimos los escurrimientos sin que causen erosión.
Como parte de un proyecto que está planificado a nivel de cuenca, en la Estación Experimental de INTA Salta se construyó una terraza de desagüe. “La concentración de caudales en determinados sitios está generando procesos de erosión. El uso de esta terraza de desagüe nos permite conducir esos escurrimientos con pendientes y velocidades no erosivas, y así evitar estos procesos de degradación que hoy se encuentran activos”, comentó Carlos López Morillo, jefe del grupo de trabajo de Recursos Naturales de INTA Salta.
Cabe destacar que también existen otro tipo de terrazas, como son las de absorción, que se trazan a nivel, sin pendiente, cuya función principal es favorecer la infiltración del escurrimiento generado y capturar agua dentro del lote. Este tipo de terrazas están contemplados en el proyecto anteriormente mencionado.
Según palabras del especialista, “estas construcciones forman parte de un plan de manejo a nivel de cuenca, que complementariamente consta de otras estructuras como represas que permiten amortiguar, regular y almacenar el escurrimiento en precipitaciones intensas y hacer un uso diferido del recurso agua”.
“La construcción de terrazas de escurrimiento, como así también de represas, se llevan a cabo en el marco de un conjunto de prácticas conservacionistas, recomendando su combinación con técnicas complementarias como ser cultivos en fajas, rotaciones, cultivos de servicio y rastrojos, con el fin de evitar un suelo desnudo”, determinó López Morillo.
Manejo del relieve en el Valle de Lerma
En esta región, un condicionante de relevancia en la formación de este tipo de estructuras es la pendiente natural dentro de la cuenca de estudio. De esta manera, “teniendo en cuenta la pendiente dominante, se trabaja con una pendiente definida y construida en función de la topografía. Con este método, se busca armonizar la pendiente natural y predominante de un terreno con una pendiente que se llama “proyectada”, lo que induce a que el agua circule condicionada por el bordo hacia la pendiente proyectada, reduciendo su velocidad y efecto erosivo”, comentó Agustín Franzoni, especialista en Manejo del Agua de la EEA Salta.
Este tipo de construcciones forman parte de un proyecto que debe incluir estudios pormenorizados a nivel cuenca, como ser aspectos topográficos, climatológicos, ambientales y sociales.