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Clima, practicas agronómicas y mercados

La jornada anual de la Clera dejó un claro panorama del contexto en el que se desenvuelve la cadena de valor de las legumbres.

El pasado 4 de junio, en Salta, se realizó una nueva edición de la Jornada de Actualización Técnica y Comercial de Legumbres que organiza la Cámara de Legumbres de la República Argentina. Con más de 800 asistentes y un importante apoyo de empresas, el evento mostró el empuje de la cadena de valor de las legumbres, a pesa de los momentos difíciles por los que ese atraviesa.

“Estamos en un año climático que complica a las legumbres, lo que también sucede en el resto del país y los demás cultivos, son años inciertos en los cuales se desconoce el rendimiento final de los lotes”, disparó Jorge Vidal presidente de CLERA y agregó que “las legumbres vienen creciendo en todo el país, en las diferentes provincias, con un potencial muy importante de crecimiento, exportándose a más de 60 países. Este mercado puede seguir creciendo en Argentina, a partir de que confluyan las condiciones climáticas y económicas para favorecer este crecimiento”.

En Argentina, se producen unas 700.000 toneladas de legumbres, entre todas las especies, y el 90 % de la producción se exporta, pero en Clera entienden que “nos debemos un trabajo interesante para enseñarle a la gente sobre los beneficios de las legumbres, y tratar de fomentar el consumo interno”.

Vidal describió que estamos insertos en un mundo competitivo y que Argentina es reconocida globalmente por la calidad de la mercadería y por su compromiso y cumplimiento de los contratos.

Clima y agronomía

Pablo Mércuri, director del Centro de Investigaciones de Recursos Naturales del INTA Castelar, abrió un panel en el que se abordaron los desafíos que tienen las prácticas agronómicas en un contexto climático desafiante.

El especialista brindó información profusa sobre la situación climática, brindando una serie de datos muy valiosa, y avanzó sobre las prácticas agronómicas recomendables para hacer frente a situaciones climáticas complejas como las que se viven en la actualidad y que pareciera se agravarían a futuro.

Del panel participaron también los asesores Lucas Paterlini y Mariano Ramón, y fue moderado por Adrián Poletti, de Poletti & Asociados.

Paterlini, asesor privado de campos de legumbres en Salta, describió que el verano que finalizó fue muy complejo, con falta de lluvias, con un inicio de siembra desde enero en adelante, y comentó que actualmente se está cosechando, con un avance de alrededor del 50 %.

“Además de la escasez de lluvias, también las altas temperaturas jugaron un papel muy determinante, que implicó la demora de la fecha de siembra, con un perfil con muy poca agua”, dijo y agregó que “en los primeros estadios del cultivo se registraron temperaturas altas extremas que significaron pérdida de lotes y pérdida de stand de plantas, lo que significará una caída del rendimiento promedio de la zona productiva. Los promedios de rinde vienen por debajo de los históricos para la época”.

El asesor comentó que la falta de precipitaciones también afectó los cultivos de cobertura en la zona, por lo cual también se vio afectada la conservación del agua y se elevó las temperaturas de los suelos.

“A futuro, y considerando que se perfila para un año Niño, la planificación es para un año seco, por lo tanto, siempre debemos tener mucho cuidado con la planificación de los cultivos, con las coberturas naturales de la zona, tener mucho cuidado con el uso y abuso de herbicidas (pre y post emergentes)”, dijo Paterlini y puntualizó que el uso de los pre emergentes en años secos con lleva a problemas.

“Pensando en que puede venir un año bueno, igualmente hay que comenzar a trabajar como si fuera una campaña seca y contar con todos los recaudos haciendo una buena planificación de herbicidas, tratando de conservar los pastizales naturales, la rotación de cultivos”, remarcó.

Para Paterlini, en los últimos años, el productor está en continuo avance, está incorporando mucha más tecnología, de la mano de las aplicaciones selectiva; está mejorando la precisión en la siembra; trabaja con fertilización -lo que ya muestra resultados-; está rotando cultivos (con gramíneas), que es algo fundamental y se está viendo cada vez más. Además, puntualizó otras prácticas: aplicaciones selectivas (menos herbicidas), con tecnología de siembra (siembra de precisión, mapeadores), y en cosecha está virando hacia un sistema de corte e hilerado de poroto para disminuir el uso de herbicidas. “La respuesta a todas estas prácticas es muy positiva”, finalizó.

Mercados exportadores

El panel que dio la visión de los mercados estuvo moderado por Nicolás Karnoubi y estuvo compuesto por Bárbara Wulff (Peman), Alejandro Scarabelli (AFA), Lucas Género (Agrofin), Horacio Frágola (Farm Products) y Matías Masera (Desdelsur).

En el diálogo, se destacó que Argentina, en todos los porotos, tendrá una campaña regular (900 a 1.100 kilos/ha), por la pérdida de superficie y por las múltiples de fechas de siembra, lo que tendrá como consecuencia mucha disparidad de producción. Frente a esto, el país podrá colocar su producción a precios relativamente buenos en el mercado internacional. Para algunos casos de porotos, como el blanco, no hay arrastre de campañas y el mercado está con poca oferta, lo que puede ayudar a convalidar los precios.

“En general, hay continuar con el devenir de los mercados internacionales, ya que el mundo sostiene muchas de sus complicaciones, a raíz del post Covid, monedas internacionales y la guerra Ucrania y Rusia, más la posible recesión en el mundo que se viene hablando desde el año pasado, pero que no termina de instalarse. El mundo hoy tiene muchas variables”, destacaron en el panel.

Además, los especialistas apuntaron que los mercados de legumbres, de acá a 5 años, tienen una gran perspectiva, sobre todo tiene buena capacidad productiva, conocimiento, productores experimentados, a esto se suman las características nutricionales de las legumbres que son destacadas en un mundo que es más consciente de la alimentación. Por ello, el sector va por el camino correcto y hay muchas expectativas con la apertura de nuevos mercados.

“Zona de promesas”

Diego de la Puente (Nóvitas) dio sus previsiones para la próxima campaña y señaló que el último informe del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) sorprendió al mercado al ubicar la siembra de soja en ese país por debajo de las expectativas de los operadores privados, lo que prácticamente descartó la posibilidad de una cosecha récord y llevó a que la cotización del poroto en Chicago volviera a acercarse a los US$ 600.

“La coyuntura indica que estamos en una zona de promesas, porque se define lo que se puede esperar de la producción de uno de los tres principales actores que tiene la producción mundial de alimentos, que es Estados Unidos”, subrayó de la Puente, y agregó que habrá un “gradiente de volatilidad” que probablemente se extienda hasta agosto, en función de los vaivenes climáticos no solo de Norteamérica, sino a nivel mundial.

“Todavía falta, pero hay escenarios parecidos a lo que ocurrió en 2012, que fue un desastre productivo: la segunda peor sequía de la historia”, puntualizó el analista sobre la situación climática en los Estados Unidos. En septiembre de aquel año fue cuando la soja llegó a su máximo histórico, por encima de los U$S 650; lo mismo que el maíz, a más de U$S 320. Esto cambia una tendencia que parecía ser bajista en los últimos meses.

De todos modos, de la Puente aclaró que por ahora son solo pronósticos: el maíz y la soja aún no entraron en período crítico de floración, por lo que, si arriban lluvias, el panorama podría cambiar.

En este contexto, consideró que la mirada no se posa solo en Estados Unidos sino también en regiones clave como Europa, que está sufriendo una intensa ola de calor; los países de la ex Unión Soviética, también con sequía; y zonas de China donde la falta de agua se siente para el maíz y la soja.

Asimismo, mientras El Niño se supone que beneficiará a la Argentina, perjudicará a orígenes clave como el sudeste asiático y Australia, donde también incide negativamente el Dipolo del Océano Índico o más conocido como “El Niño indio”.

Lo bueno, según de la Puente, es que El Niño “permitiría que nos borremos el mal trago de una campaña 2022/23 que fue ciertamente para el olvido” y allí invitó a ser optimista no solo en un mejor ciclo productivo, sino también en un horizonte comercial más despejado.

“La cosecha 2022/23 fue nefasta desde todo punto de vista: no solo climáticamente, sino también comercialmente, porque estuvo supeditada a numerosas decisiones políticas como el dólar soja o la prórroga de declaraciones juradas de ventas al exterior en distorsionan todo el escenario de precios y es muy difícil saber y acertar el momento que conviene vender”, describió el analista.

No solo el clima “real”, entonces, sería más favorable, sino también el de negocios: “La campaña 2023/24 pinta totalmente diferente: no importa quién termine ganando, lo lógico es esperar una cosecha más normal y un mercado menos regulado, y mucho más expuesto al mercado internacional”, subrayó de la Puente.

De ahí que consideró que los productores ya deberían ir “cambiando el chip”, porque “hay que salir de estar pensando qué decisión toma el ministro de Economía y estar con los ojos más puestos en qué pasa en el mercado y cómo puedo aprovecharlo”.

“La campaña 2023/24 hay que tenerla planificada al máximo, porque es la que nos puede ayudar a solventar el mal trago de la última cosecha”, cerró.