El impulso a la actividad y el panorama de buenos precios dan luz verde al cultivo para recuperar protagonismo en el norte del país.
En el marco de Agenda Aapresid -ciclo semanal de entrevistas que se transmite por la plataforma digital de la entidad- referentes del cultivo de algodón compartieron claves para el mismo.
“Las particularidades del cultivo, en cuanto a la definición del rendimiento y la cosecha, sumado al elevado costo de inversión (4 a 5 veces mayor a otros cultivos extensivos) ponen en relieve la importancia de la planificación, incluido el tratamiento post-cosecha”, señaló Alex Montenegro, investigador del INTA Sáenz Peña.
En primera instancia y desde la visión sistémica, el asesor Martín Canteros indicó que el manejo debe apuntar a “cosechar toda el agua posible de la primavera”, sobre la base de la siembra directa y la incorporación de cultivos de servicios, que en la zona generalmente se incluyen en las secuencias previo a soja y después de algodón. Otro punto para considerar -según Canteros- es la fertilización, principalmente en lotes con larga historia agrícola.
Pablo Vaquero, de Gensus S. A., hizo foco en los puntos que hacen a una buena implantación. “Primero, asegurarse de que el lote esté libre de malezas, luego chequear la temperatura del suelo (18 ºC en los primeros 10 cm de suelo durante al menos 3 días) y la humedad en el metro y medio del perfil”, recomendó.
Por último, los especialistas, apuntaron a la adecuada profundidad de siembra y distribución de semillas, previamente tratadas, ya que son variables críticas para facilitar la emergencia. En cuanto a plagas, recomendaron estar muy atentos al picudo del algodonero, principal amenaza que ataca a partir de enero y genera daños sobre flores y capullos en formación.
Tecnologías en genética
Mauricio Tcach, investigador del INTA Sáenz Peña, comentó que, después de casi 20 años desde la última variedad inscripta, están reflotando la oferta genética gracias al trabajo conjunto público-privado. Se desarrollaron 3 variedades (Guazuncho IV, Guaraní y Porá III) de ciclo intermedio, resistentes al glifosato y a lepidópteros, y muy adaptadas a la cosecha mecánica. La mejor interacción con el ambiente de estos materiales y menor duración del ciclo abren el juego a las fechas de siembra, con ventana desde fines de octubre a diciembre.
Desde Gensus S.A., Vaquero explicó que vienen trabajando junto al Ministerio de la Producción de Chaco en la multiplicación de semilla original para entregarla fiscalizada y controlada a pequeños productores, ofreciendo además protocolos para la obtención de semilla de calidad a aquellos productores que opten por multiplicación para uso propio.
Perspectivas de campaña
Para la próxima campaña se espera un crecimiento en la superficie implantada “por arriba de 350.000 de hectáreas totales”, estimó Montenegro, y buenas expectativas en cuanto a volumen de producción. Por otro lado, “considerando los precios actuales, el rinde de indiferencia -para cubrir los costos/ha- es de aproximadamente 400-500 kg de fibra”, comentó Canteros.
Los especialistas mencionaron la necesidad “de más biotecnología” y, por otra parte, advirtieron ser cuidadosos con la calidad de aplicaciones en campos vecinos con soja Enlist, ya que el algodón es muy susceptible a herbicidas hormonales como el 2,4-D.
Por último, apuntaron que la certificación del cultivo, como la que otorga el sello “Algodón Responsable Argentino”, es una oportunidad para dar un broche de oro al proceso, y ofrecer al mercado fibra de algodón trazado. Esta iniciativa de Aapresid, junto con la Asociación Argentina de Productores Algodoneros (AAPA), brinda una certificación a las prácticas sustentables en el cultivo, alineada a requisitos internacionales de cuidado del ambiente y la comunidad.