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China y EE.UU. reordenan el mercado global de granos

La reciente reactivación comercial entre ambas potencias vuelve a centrar la atención en Chicago. Mientras se proyecta mayor demanda para la soja estadounidense, los analistas advierten un impacto más moderado para Sudamérica y señalan posibles tensiones en la logística argentina.

La reanudación de compras de soja por parte de China a Estados Unidos modificó nuevamente la dinámica del comercio agrícola internacional. Tras meses de tensiones y medidas arancelarias, el acuerdo abre una etapa de recomposición en la que Norteamérica recuperaría parte del espacio perdido en el mercado global.

Según el análisis de Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, la reacción inmediata se observa en los precios de Chicago, que operan con tono alcista. Sin embargo, para la Argentina el efecto sería más tenue, ya que parte de la demanda que antes se dirigía a la región podría migrar hacia el hemisferio norte.

El entendimiento contempla, de acuerdo con declaraciones de funcionarios estadounidenses, compras chinas por 12 millones de toneladas de soja en la campaña actual y un piso de 25 millones de toneladas anuales durante los próximos tres años. A la espera de confirmaciones oficiales desde Beijing, el anuncio ya genera movimientos en los mercados.

Romano remarcó que la recomposición del flujo comercial no es el único factor que determina los valores internacionales. En el plano local, la eliminación temporal de los derechos de exportación generó un estímulo adicional en la formación de precios, tanto para mercadería disponible como para posiciones futuras.

En Estados Unidos, el nuevo escenario podría modificar la relación stock/consumo proyectada para la campaña 2025/26. Si las compras chinas se consolidan, la disponibilidad final podría ampliarse de forma significativa, aunque una eventual caída en los rindes compensaría parcialmente ese efecto.

En el caso del maíz, el acuerdo no incluyó compromisos explícitos, pero la demanda global continúa mostrando firmeza. La percepción del mercado es que Estados Unidos dispondría de menos maíz del previsto inicialmente, y que la agresividad en precios permitió sostener sus ventas externas durante los últimos meses.

En Argentina, la siembra de maíz avanza con una elevada proporción de planteos tempranos, una situación que no se observaba con esta magnitud en campañas recientes. Si bien las condiciones climáticas favorecen el desarrollo inicial, los anegamientos en el noreste bonaerense retrasaron parte de la implantación y obligaron a replantear estrategias de rotación.

En términos comerciales, las ventas del cereal muestran niveles compatibles con esta altura del año, aunque persiste un atraso respecto del promedio histórico. Esto podría derivar en un volumen importante de grano en manos de productores que pasaría de campaña, en simultáneo con una cosecha de alto potencial productivo.

Romano advirtió además sobre un posible cuello de botella en la infraestructura portuaria nacional. La coincidencia entre embarques de soja hacia China, la salida del trigo nuevo y la carga de harina de soja podría tensionar la capacidad operativa de las terminales, que deben manejar todos esos flujos sobre los mismos espacios de trabajo.

Frente a este escenario, la evolución climática y la confirmación oficial de las compras chinas serán factores determinantes para la formación de precios en las próximas semanas. Mientras tanto, el mercado ajusta posiciones con cautela, atento a los movimientos logísticos y a la reacción de los productores en la región.