Un informe de FADA revela que, en promedio, los tributos representan entre un cuarto y un tercio del precio final que pagamos en las góndolas por los alimentos básicos.
Un informe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) revela que en muchos de los alimentos básicos que consumimos a diario, los impuestos superan las ganancias. Por ejemplo, en cada cuatro bollitos de pan, uno es puro impuesto, mientras que en cada sachet de leche que consumimos, casi un tercio del precio corresponde a impuestos.
Los números son elocuentes. Según el análisis de FADA, en el precio del pan, el 60% corresponde a costos, el 24% a impuestos y apenas el 16% a ganancias. En la leche, el 67% del precio se destina a cubrir costos, el 26% a impuestos y sólo el 7% a ganancias. Para la carne, la situación es similar: 59% costos, 25% impuestos y 15% ganancias. Esto significa que, por cada kilo de carne que compramos, un cuarto de ese precio se lo lleva el fisco.
Impacto de los impuestos en los alimentos
Según Nicolle Pisani Claro, Economista Jefe de FADA, esto refleja una realidad que se repite en gran parte de los productos de consumo masivo. “Cada $10.000 que gastamos, $2.500 se destinan a pagar impuestos”, señala, haciendo referencia a la carga impositiva que pesa sobre la carne.
Además, Pisani Claro destaca que esta carga no solo afecta a los consumidores finales, sino que también impacta a lo largo de toda la cadena de producción. Desde los costos de electricidad y transporte hasta los salarios y alquileres, cada eslabón del proceso enfrenta impuestos que, en muchos casos, superan las ganancias. Esto es particularmente evidente en la industria láctea, donde la alimentación de las vacas, el combustible y otros insumos críticos han visto aumentos significativos, incrementando los costos generales.
Desglose del precio de los alimentos
El informe de FADA también detalla cómo se distribuyen los costos en cada producto. En el caso del pan, el precio se multiplica 12 veces desde el campo hasta la mesa, con un 8% del precio final atribuido al trigo, un 4% al molino, un 64% a la panadería y un 24% a los impuestos. Para la carne, el 28% del precio es cría, 24% feedlot, 2% frigorífico, 21% carnicería y 25% impuestos. En el caso de la leche, el 28% del precio proviene del tambo, el 26% de la industria, el 20% del comercio y el 26% de los impuestos.
Transparencia en los precios
Una medida reciente que busca visibilizar esta carga es la obligación de detallar el precio con y sin impuestos en las góndolas y tickets. Según Antonella Semadeni, economista de FADA, esta iniciativa tiene como objetivo educar a los consumidores sobre el peso real de los impuestos en los productos que compran. “Creemos que esto ayuda a derribar ciertos mitos sobre cómo se conforman los precios, permitiendo un análisis más justo y preciso de los costos reales”, concluye Semadeni.