Las arvejas forman parte de los alimentos clave para la nutrición y la seguridad alimentaria mundial, por su alto contenido en proteínas.
Las legumbres representan uno de los cultivos más antiguos de la historia de la humanidad y constituyen la base de nuestra alimentación. Dentro de este grupo, las arvejas se destacan por su alto contenido en proteínas por unidad de peso, así como también por su aporte de vitaminas y nutrientes claves para la salud.
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) impulsa el desarrollo de esta producción que resulta funcional a la rotación de cultivo y positiva para el manejo del suelo. Asimismo, promueve el consumo de esta leguminosa e informa sobre el desempeño destacable de esta cadena vegetal en cuanto a su producción y exportación.
Producción nacional
En nuestro país, la protagonista de la producción y el consumo local es la arveja verde, aunque actualmente se cultivan 40 variedades diferentes de arvejas amarillas y verdes. La producción de este cultivo ocupa un rol destacado expresado en una tendencia creciente en la superficie de siembra.
Según datos del Sistema de Información Simplificado Agrícola (SISA) durante la campaña 2020/2021 la superficie de sembrada de arvejas en el país registró un aumento de más del 47% en relación con la campaña 2019/2020.
En la actualidad, Argentina cuenta con más de 80.000 hectáreas de arvejas sembradas, en donde se destacan las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos (que representan más del 98% de la superficie total). A su vez, la cantidad de personas que se dedican a la producción de este cultivo registró un incremento de más del 42%, según datos del SISA (Resolución General Conjunta 4.248/2018).
Con respecto a la producción de legumbres en manos de agricultores familiares se destaca como característica principal que el cultivo se realiza comúnmente junto con otras producciones hortícolas de manera consociada (por ejemplo, de manera intercalada). En el norte de Argentina, en la zona de los valles Calchaquíes, la producción de hortalizas y legumbres está orientada a la obtención de primicias, en especial de arvejas y otras legumbres, así como también, tomates y pimientos.
Las plantas de arveja, como toda leguminosa, tienen la capacidad de fijar el nitrógeno atmosférico – macronutriente fundamental para el desarrollo de las plantas– y dejarlo disponible para los cultivos en el suelo, gracias a la simbiosis creada con grupos de bacterias que se alojan en las raíces de este tipo de plantas.
En cuanto a la comercialización, el sector familiar la realiza en mercados locales o regionales o ferias donde estos agricultores comercializan sus productos principalmente frescos, de manera directa para quienes los consumen. También, abastecen a través de intermediarios al mercado y a las grandes ferias.
Exportación
Según el Sistema de Certificación de Productos de Origen Vegetal del Senasa, la exportación certificada en 2022 correspondiente al grano de arveja registra alrededor de 140.000 toneladas enviadas hacia 34 destinos (los principales países fueron Venezuela –51%–, China –15%– y Brasil –10%–).
El año aún no ha terminado y, sin embargo, Argentina logró exportar un 131% más de arvejas respecto al 2021, una cifra récord en los últimos 9 años al menos.
El rol del Senasa
La función de control fitosanitario que tiene el Senasa es llevada a cabo por inspectores certificantes del Servicio sanitario que verifican la integridad e identidad de los envíos y las condiciones fitosanitarias, de calidad e inocuidad, de acuerdo con los requisitos del país importador.
En algunos casos, el personal procede a la toma de muestras para análisis de laboratorio y verifican la aplicación de tratamientos en caso de que sean requeridos. Una vez finalizadas estas verificaciones, se emite el Certificado Fitosanitario para indicar que los envíos de arvejas cumplen los requisitos fitosanitarios de importación especificados y son conformes a la declaración de certificación indicada en la Norma Internacional de Medidas Fitosanitarias N.º 12.
Por otra parte, además de cumplir con ciertos requisitos fitosanitarios, en el caso de China, la arveja se debe procesar y exportar únicamente desde plantas habilitadas e inscriptas en el registro de plantas procesadoras que lleva el GACC (General Administration of Customs of China). Para ello, el Senasa fiscaliza el cumplimiento, por parte de las plantas procesadoras, de los requisitos higiénico-sanitarios exigidos por el país asiático.
Asimismo, a través de su Coordinación de Agricultura Familiar, el Senasa inscribe a los agricultores familiares en el Registro Nacional Sanitario de Productores Agropecuarios (Renspa), que es gratuito y obligatorio. De esta manera, la formalización de la actividad que se implementa permite el acceso a la comercialización de sus productos al tiempo que contempla el desarrollo de políticas sanitarias específicas para este sector por parte del Estado nacional.
Todo esto impulsa a nuestra producción para alcanzar una aceptación excelente en diferentes mercados y llegar a personas consumidoras de todo el mundo.