El evento organizado por Casafe demostró el sólido potencial de los productos biológico y planteó los desafíos a los que se enfrentan.
Más de mil asistentes –productores, profesionales, investigadores y autoridades– se dieron cita en Rosario para participar del Congreso Casafe – Edición Biológicos, organizado por la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe). Con la presencia de 33 funcionarios de diez provincias y referentes de los sectores público, privado y académico, el encuentro consolidó el creciente interés por las tecnologías biológicas como herramienta para una agricultura más eficiente y sostenible.
El mercado
Bajo la conducción del periodista Mauricio Bártoli, el primer bloque de la jornada, “Mercado de biológicos: ¿dónde estamos?”, desglosó cifras concretas que evidencian el dinamismo del sector. Ignacio Moyano Córdoba, de la consultora Dunham Trimmer, detalló que mientras el mundo busca producir más con menos impacto, los biológicos se posicionan como protagonistas del nuevo agro. Para el especialista el mercado de productos biológicos atraviesa un crecimiento sostenido a nivel global, impulsado por la necesidad de prácticas agrícolas más sostenibles y eficientes. “En América Latina, Brasil lidera este avance con políticas de registro más ágiles, una adopción masiva en cultivos extensivos y un ecosistema dinámico donde interactúan startups innovadores, centros de investigación y grandes empresas del agro”, señaló Moyano Córdoba.

Luis Mogni, de Somera S.A.S., detalló que en 2024 el mercado argentino de bioinsumos creció un 10,9 %, impulsado principalmente por el tratamiento de semillas, que ya representa el 51 % del volumen total, y por la duplicación de la facturación de bioinsecticidas en los últimos doce meses. Para Mogni, nuevas empresas e inversiones de empresas existentes ponen de relieve la importancia de este mercado, que se proyecta para 2047 hacia un equilibrio entre soluciones químicas y biológicas, lo que implicaría un cambio profundo en la matriz productiva.
Ambos coincidieron en que ese tránsito requiere mayor inversión en formulación, desarrollo y transferencia tecnológica para consolidar a los bioinsumos no solo como una alternativa ambiental, sino como una apuesta rentable para el productor.
Presente y futuro
El segundo bloque, “¿Qué hay y qué se viene en biológicos? Experiencias en otros países”, permitió comparar realidades internacionales. Desde Brasil, Sergio Abud, de Embrapa, y Fernando Dini Andreote, de Esalq-USP, relataron cómo las formulaciones microbianas basadas en la biodiversidad del suelo forman parte de la estrategia de la ciencia pública para mejorar la productividad.
Para Abud, con base en experiencias en Brasil, los productos biológicos han demostrado una fuerte contribución al aumento de la productividad de granos, con rentabilidad y sostenibilidad. Por su parte, Dini Andreote sostuvo que el avance del mercado de biológicos representa una innovación estratégica, al ofrecer herramientas efectivas que se integran de manera sinérgica con otras prácticas agronómicas, lo que plantea la necesidad de incorporar estos productos dentro de un enfoque agronómico más amplio, orientado a maximizar la eficiencia de los procesos productivos. “Para lograrlo, es clave comprender las características, modos de acción y el potencial específico de cada insumo biológico”, aseguró.

En tanto, Thales Facanelli Martins, de Biotrop, abordó la visión empresarial sobre manejo integrado de plagas y agricultura regenerativa, señalando que la evolución de los productos biológicos en términos de tecnología integrada y formulación es un camino sin retorno para los nuevos desarrollos biológicos que se vienen en los próximos años.
Nicolás Reinoso, del proyecto The NetZero (EE.UU.), expuso la integración de bioinsumos en políticas de carbono neutro y rotaciones con cultivos de servicio. Describió que la adopción de biológicos en la agricultura de Estados Unidos viene creciendo, pero aún enfrenta barreras que limitan su escalabilidad. Para el especialista el proceso de adopción de los biológicos en cultivos extensivos y especializados, se enfrenta a los desafíos que tienen los agricultores, distribuidores y empresas, como la variabilidad en su desempeño hasta la falta de protocolos de validación, entrenamiento agronómico o marcos regulatorios claros.
El mensaje unívoco fue que, si bien la adaptación local es esencial, las experiencias foráneas pueden acelerar la adopción de tecnologías que ya han demostrado su eficacia y sostenibilidad.
Innovación y tecnología
En el panel “Innovación y tecnología en biocontrol y bioestimulación”, moderado por Belisario Saravia Olmos, se presentaron casos de aplicación práctica. Adrián Mitidieri, de Agrodesarrollos S.A., describió que la evolución de los bioinsumos fue posible gracias al avance en la calidad de las formulaciones, mejoras en la estabilidad y vida media de los productos, y una notable eficacia en campo. A esto se suma una fuerte inversión de la industria en generar conocimiento técnico que permita establecer recomendaciones de uso eficaces, tanto en aplicaciones individuales como en mezclas o esquemas de alternancia con otros bioinsumos o incluso con productos agroquímicos. Para Mitidieri estas investigaciones demostraron ser clave para adaptar soluciones a diferentes condiciones edáficas y climáticas en los distintos sistemas agrícolas de Argentina.

Wenceslao Tejerina, de AgroEstrategias Consultores, señaló que los bioestimulantes están llamados a mitigar estrés abiótico provocado por el cambio climático. Para Tejerina es fundamental reconocer cómo el estrés abiótico afecta a los cultivos y hay que tener en claro el impacto en el rendimiento que tiene, una vez identificadas estas cuestiones es importante saber utilizar los bioestimulantes -dentro de otras herramientas de manejo de los sistemas productivos- que ya están en el mercado y son de muy buena calidad. “En este camino de aumento de la rentabilidad podemos también comenzar a hablar de sustentabilidad y sostenibilidad de los sistemas ya que este tipo de tecnología lo permite”, dijo.
Julio Priotti, de Aceitera General Deheza (AGD), ofreció resultados de campo del modelo productivo en los establecimientos de AGD, que pasó de una agricultura convencional, basada en apenas cuatro cultivos, hacia un sistema más diverso, integrado y regenerativo. En este marco, describió de qué manera los bioestimulantes mejoraron vigor, sanidad y rendimiento en etapas críticas del cultivo.
Por su parte, Eduardo Amendola, de PLA by John Deere, mostró maquinaria de aplicación de última generación, que garantiza dosificación precisa y trazabilidad, clave para maximizar el retorno de la inversión en bioinsumos.
Mirada institucional
Desde el ámbito institucional, el ministro de Producción, Ciencia y Tecnología de Santa Fe, Gustavo Puccini, y el subsecretario de Agricultura de la Nación, Manuel Chiappe, enfatizaron la relevancia de contar con marcos regulatorios claros y políticas de incentivo que acompañen la innovación. Ambos destacaron que la sustentabilidad no puede delegarse únicamente al sector privado y que el Estado debe crear condiciones estables para la inversión en tecnologías verdes.

Por su parte, Federico Garat, vicepresidente de Casafe, subrayó la importancia de articular innovación y sustentabilidad como ejes del futuro agropecuario. “El futuro del agro está ligado a la sustentabilidad, y no hay sustentabilidad sin innovación”, sostuvo.
Federico Landgraf, director Ejecutivo de Casafe, remarcó que la Cámara acompaña este proceso hace 76 años desde la ciencia, la innovación y las Buenas Prácticas Agrícolas (BPAs).
Visión desde la economía
Al cierre, el economista Santiago Bulat, de Invecq, vinculó la coyuntura macroeconómica con la urgencia de políticas que otorguen previsibilidad, ya que, según su análisis, la sustentabilidad representa no solo un desafío ambiental, sino una estrategia de valor agregado y competitividad para el agro argentino.

Balance de Casafe
Federico Elorza, coordinador de Gestión Sustentable de Casafe, compartió con El Tribuno Campo una balance del evento. Para Elorza, la convocatoria con la que contó el Congreso demostró el creciente interés por tecnologías que prometen transformar la agricultura.
“Estamos convencidos de que ese es el camino que está tomando la agricultura en general, y por eso, hay una demanda creciente de información por parte de los productores. Quieren conocer más en profundidad qué son los biológicos, cómo funcionan y qué herramientas concretas existen hoy. Muchas veces se habla de biológicos en términos muy generales, sin bajada real al campo. Nosotros quisimos ofrecer justamente eso: contenido claro y experiencias concretas”, dijo y agregó que en base a las experiencias locales e internacionales presentadas en el Congreso, quedó claro que “no solo es factible producir con biológicos, sino que también es rentable, eficiente y sustentable”.

Sobre el avance sostenido del mercado de insumos biológicos, Elorza destacó que, a nivel global, el crecimiento es notorio. “Los líderes indiscutidos hoy son Brasil y Estados Unidos, y Argentina está siguiendo esa misma tendencia”, explicó. Sobre nuestro país señaló que el crecimiento interanual ronda el 11 % y que se desglosan los datos por tipo de producto, el panorama es aún más interesante. “Con segmentos tradicionales como los inoculantes para soja bien consolidado y nuevas categorías en fuerte expansión: los bioestimulantes avanzan a un ritmo cercano al 200 % anual, los biocontroladores al 100 %, y los biofungicidas al 40 %”, destacó y atribuyó estas cifras a la mayor demanda de soluciones específicas, a los avances en formulación que prolongan la viabilidad de microorganismos sin necesidad de refrigeración y al interés de los productores en alternativas que complementen –no reemplacen– a los químicos tradicionales.
El especialista destacó que la adopción de biológicos implica un cambio de paradigma en el manejo agronómico: “No son productos inocuos por el solo hecho de ser biológicos; exigen buenas prácticas y un monitoreo riguroso. Su eficacia aumenta cuando se aplican en el momento justo, lo que obliga al técnico a volver al lote para tomar decisiones basadas en datos de campo”. Además, subrayó la importancia de la biodiversidad agrícola: “El control biológico se potencia cuando se preservan y fomentan los organismos naturales que regulan plagas. Prácticas como cultivos de servicio, agricultura de conservación y siembra directa son aliados indispensables”.
Elorza señaló que Casafe, tras más de 75 años de promoción de las Buenas Prácticas Agrícolas, se centrará en el área de biológicos en profundizar el conocimiento y la formación en bioestimulantes, bioinsecticidas y tecnología de servicios biológicos.
El Congreso Casafe fue un encuentro en el que se manifestó el interés creciente por los productos biológicos en el país y el mundo, y dejó en claro que el crecimiento de este segmento deberá ser acompañado por acciones público-privadas que lo ayuden a consolidarse y convertirse, de manera definitiva, en una herramienta tecnológica que contribuya a un modelo agropecuario capaz de responder a los retos ambientales, sociales y económicos del siglo XXI.
Por: Belisario Saravia Olmos, El Tribuno Campo, editor
Fuente: El Tribuno Campo