Una familia de contratistas con arraigo y una trayectoria, cuentan su camino en la búsqueda de lo mejor en cosecha.
Héctor Ugrotte comenzó a cosechar cuando el cereal se juntaba en bolsas. Hoy maneja una Lexion 7600. A su hijo, Diego, esto lo llena de admiración. Juntos producen y prestan servicios de siembra y cosecha en General Arenales, al norte de Buenos Aires, pero también en varias hectáreas ubicadas al sur de la Provincia. Trabajan en total unas 13.000 hectáreas de cosecha al año -4.000 de fina y el resto de gruesa-. Todo con cinco cosechadoras.
Diego comenzó a “domar” una cosechadora a los 17 años. Hoy es todo un especialista. “Pasamos por todas las marcas: rojas, grises, verde oscuras, amarillas… recién en 2013 nos subimos a Claas. Y fue un gran hallazgo al que accedimos medio de rebote”, reconoce.
En un campo de la localidad de Piedritas -partido de General Villegas- les ofrecieron una Lexion 750 Terra Trac, que el dueño de un campo había comprado a medias con el sembrador. La sociedad no resultó y le propusieron a los Ugrotte pagar la cosechadora con trabajo. “Teníamos dudas de la máquina, pero el negocio nos parecía muy bueno”, recuerda Diego.
Antes de aceptar, José Allochis, de Ferré, no dudó en recomendarles la adquisición. “Nos dijo: mirá, conociéndolos a ustedes, de acá a tres años sus máquinas van a ser todas Claas”, rememora lo que fue todo un hito para la empresa.
El vaticinio se cumplió. A pesar de que ya contaban con cuatro cosechadoras nuevas con rotor, en tres años se volcaron por completo a Claas. “Para mí es la marca más apropiada para los contratistas por la relación costo-beneficio, por la capacidad que tienen las máquinas, por la calidad del trabajo y el muy bajo nivel de pérdida”, resalta.
Este año los Ugrotte sumaron la Lexion 7600 con sistema Terra Trac al equipo. “Es un desarrollo totalmente novedoso que nos motivó a hacer la inversión”, explica Diego. Así, la poderosa nueva generación de cosechadoras de la marca se convirtió en la estrella de un plantel de notables que cuenta con dos Lexion 750 Terra Trac, una Lexion 740, una Lexion 750 con ruedas y una Lexion 760.
“Es un desarrollo distinto en la parte mecánica, hay un salto notable con respecto a sus predecesoras”, analiza entusiasmado el contratista. “La cantidad de cosas que tenés para defenderte en la máquina son impresionantes: regulaciones para cosechar con más o menos materia verde, en distintas condiciones manteniendo el mismo ritmo de trabajo. Eso un sistema axial no te lo permite. Además, tenés 4 o 5 litros menos de consumo de combustible por hectárea”, relata Diego.
En su opinión, “la separación por rotores es bárbara. Y ha ido evolucionando mucho. Las capacidades de automatización que tiene la cosechadora, la cámara de calidad de grano que te va mostrando en tiempo real la calidad de grano que sacas es bárbara. Porque vos pones los parámetros que querés, de cuerpos extraños, dañados, y la máquina hace todo sola, más allá de cuáles sean los parámetros de humedad, la máquina saca una calidad constante”, describe.
Si bien el sistema de piloto automático de la Lexion 7600 es igual al de las versiones anteriores, la medición de rinde ha evolucionado. “Dejó de ser por volumen para ser por impacto y se ha logrado más precisión, tiene menos desviaciones, hay que hacerle menos seguimiento”, enumera Ugrotte hijo con entusiasmo para agregar que “nos tentó de la máquina que agrandaron la capacidad de trilla sin agrandar los HP, ni el costo por hectárea. Tiene un 25/30 % más de capacidad de trabajo. Tiene más diámetros en los cilindros y los despajadores, el motor es un Perkins de 460 HP, cuenta con una capacidad de tolva en soja de casi 9000 kg y una descarga que asusta: te descarga esos 9000 kg en 1’10’’. Además, el tubo de descarga queda siempre vacío”, describe Diego.
La Lexion 7600 de los Ugrotte está equipada con un cabezal draper Hera de 42 pies. “Lo conozco desde que nació y fuimos testigos de todos los ajustes que Allochis –el fabricante junto a Claas Argentina- le fue haciendo para cumplir con los estándares de calidad exigidos por la marca. Incluso hasta a nivel sonoro. Si no lo mirás, no sabés que está girando”, aclara Diego y acota que es un cabezal que funciona muy bien y ofrece una entrega muy uniforme. “Hemos hecho testeos comparativos con otros cabezales y el Hera levanta un 10% más. Es un cabezal que tiene muchas prestaciones y se lleva muy de acuerdo con la Claas”, dice.
A la hora de los números que acompañan la performance de la máquina, Diego Ugrotte no retacea argumentos. Según su experiencia, en una soja de primera de 5000 kg/ha, la nueva Lexion anda entre los 8 y 9 litros por hectárea de consumo de combustible, con una capacidad de cosecha de 8 o 9 hectáreas la hora, en una soja limpia, con algo de tallo verde y todo manteniendo un nivel de pérdida muy bajo –por debajo de los 50 o 60 kg/ha entre cabezal y máquina-. “A veces las pérdidas por condiciones del cultivo no se pueden evitar, pero por momentos la pérdida de la cosechadora es casi cero”, acota.
Las prestaciones de agricultura de precisión es otro de los puntos que destacan estos contratistas de General Arenales. “Nosotros comenzamos a manejar información de los mapas de rendimiento allá por los ’90. Esta cosechadora, como todas las Claas, cuenta con el sistema Telematics, que va subiendo en tiempo real a la nube lo que la máquina va haciendo y lo podés seguir desde cualquier dispositivo móvil. Desde ahí se puede descargar todo”, explica Diego.
Pero si en algo pensaron los ingenieros que diseñaron la nueva generación de cosechadoras Lexion es en los operarios. Ugrotte destaca el sistema de mantenimiento: “Tiene un sistema de lubricación automática. Cada 10 horas lubrica los rodamientos. El operario no tiene que hacer nada. No hay un solo punto de engrase que no se haga solo. Esto te da tranquilidad y la seguridad de que todo está mantenido como corresponde”. Además, “la cabina también está muy bien pensada para que el operario vaya relajado. El Cemos te hace todo solo”.
Diego Ugrotte se declara un fan de las orugas. “Tenemos dos cosechadoras con orugas Terra Trac: la Lexion 760 y la 7600. La oruga te da mucha estabilidad y la máquina rinde más. El otro día andábamos haciendo una soja de segunda a casi 10 km/h. Y en la nueva Lexion, la oruga además tiene suspensión. Para mí, la oruga es impagable”, dice.
La conectividad de los campos argentinos y el nivel de los operarios son dos puntos de dolor destacados por el contratista. “Pero en la formación de los operarios Claas trabaja mucho y se ocupa de que todos conozcamos las capacitaciones disponibles. No hay excusas para no entrenarse”, dice este hombre orgulloso de su legado: la pasión por la tecnología como forma de ofrecerles el mejor servicio a sus clientes.
Fuente: Claas