La ABA destacó el crecimiento de la actividad y el rol de la genética para mejorar la eficiencia productiva.
En un contexto general favorable para la ganadería argentina, el balance del año deja señales claras de recuperación, expansión y expectativas renovadas. En ese escenario, la Asociación Braford Argentina (ABA) cierra un período especialmente positivo, con crecimiento sostenido, mayor participación en exposiciones y remates, y una proyección a futuro que encuentra a la genética como una herramienta central para mejorar la eficiencia productiva.
“El buen momento que atravesó la ganadería tuvo un impacto directo en la raza Braford. Fue un año muy positivo, de crecimiento, proyección y concreción de proyectos”, analizó Diego Rodríguez, director ejecutivo de la ABA, en el programa Claves del Campo (AM 840 – Radio Salta). Destacó además que los precios históricos y el aumento de los niveles de producción acompañaron ese proceso y abren un escenario claramente alentador hacia adelante.
Ese crecimiento se reflejó con fuerza en los números concretos. Durante el año se incrementó la participación de cabañas y animales en exposiciones, al tiempo que se amplió el calendario de actividades. “Cerramos el año con 31 exposiciones, con mayor promedio de animales y un repunte tanto en ventas como en precios”, detalló Rodríguez, quien también subrayó la consolidación de los remates auspiciados por la asociación, con promedios sólidos y en expansión.
Desde el punto de vista institucional, la intensa agenda representa un desafío positivo, en un mercado de genética bovina que aún tiene un amplio margen de crecimiento. En ese análisis, Rodríguez puso el foco en un dato estructural: la gran cantidad de toros que todavía se comercializan sin registro ni mejora genética, lo que configura un mercado potencial significativo para incorporar eficiencia productiva a través de la genética.
En términos económicos, el año cierra con valores históricamente altos para los reproductores, con precios promedio de toros en torno a los 8 millones de pesos, equivalentes a unos 2.800 kilos de novillo. En ese contexto, el desafío hacia adelante no será solo sostener los precios, sino mejorar la eficiencia, en un escenario de costos elevados y sin el “colchón” inflacionario que durante años permitió disimular ineficiencias. “Ahí la genética tiene un rol clave”, remarcó.
Al analizar la situación regional, Rodríguez destacó el potencial de crecimiento que aún presenta el norte argentino, especialmente el NOA, una zona golpeada en los últimos años por la sequía y la reducción de los rodeos. Desde la ABA, el objetivo es ofrecer una herramienta que permita producir más y mejor, con foco en la rentabilidad, fortaleciendo el trabajo conjunto con cabañas, criadores y productores, y consolidando un crecimiento sustentado en mayor eficiencia y competitividad para la ganadería argentina.



