Dirigentes de CRA, Coninagro, SRA y FAA valoraron la iniciativa y remarcaron su efecto sobre la competitividad. La demanda común: reglas estables, más infraestructura y acompañamiento financiero para el interior productivo.
El anuncio del Gobierno nacional de aplicar una nueva reducción en los derechos de exportación volvió a ordenar a las entidades del agro detrás de un diagnóstico común: la medida es positiva, aporta alivio y previsibilidad, pero el objetivo final debe seguir siendo la eliminación total de las retenciones.
El esquema anunciado por el Ministerio de Economía recorta dos puntos porcentuales en la soja –que pasa del 26% al 24%– y replica ajustes en trigo, maíz, cebada, sorgo, girasol y subproductos. El movimiento se inscribe en el proceso de cambios que el Poder Ejecutivo viene realizando desde comienzos de año y que alternó rebajas temporales, reducciones permanentes y, más recientemente, una suspensión total que duró apenas tres días antes de restablecerse los niveles previos.
CRA: “Una señal que confirma el rumbo”
Desde Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), su presidente, Carlos Castagnani, celebró el anuncio con una lectura que ya es consistente en la entidad: el recorte es una buena noticia, pero insuficiente en términos de competitividad.
“Es un mensaje claro para el productor y una confirmación del compromiso oficial con un sendero de disminución hacia retenciones cero”, valoró el directivo. Para Castagnani, el paso dado contribuye a recomponer rentabilidad y ordena expectativas, aunque insistió en que el potencial del sector sólo podrá desplegarse plenamente con reglas estables y previsibilidad impositiva.
Coninagro: alivio fiscal y clima de inversión
Coninagro también ratificó su apoyo a la reducción. La entidad que conduce Lucas Magnano consideró que la baja mejora la competitividad y la capacidad exportadora, al tiempo que se articula con otras iniciativas recientes que el cooperativismo valora como parte de un marco más amplio.
Señalaron que la decisión se integra a un paquete que incluye incentivos laborales y productivos –como RIMI, amortización acelerada para equipos y tecnologías, o exenciones para inversiones en riego–, elementos que, en conjunto, generan un entorno más previsible para crecer. Para la organización, estas señales consolidan un mejor clima de inversión y confirman que el rumbo planteado debe sostenerse en el tiempo.
SRA: confianza y competitividad
Desde la Sociedad Rural Argentina (SRA), su presidente, Nicolás Pino, calificó la medida como un “gesto importante” hacia los productores y subrayó que la baja de impuestos es el camino para recomponer la competitividad del sector.
La entidad remarcó que las retenciones actúan como un freno al crecimiento y a la inversión, y valoró que parte de sus aportes en los últimos meses fueron incorporados en iniciativas que el Gobierno evalúa o impulsa. Desde la Rural destacaron que el diálogo institucional permitió acercar propuestas técnicas y que la continuidad de ese intercambio es clave para obtener resultados concretos.
FAA: alivio, pero con foco en los pequeños productores
La Federación Agraria Argentina (FAA), encabezada por Andrea Sarnari, acompañó la decisión, aunque puso el acento en el impacto que necesitan los productores de menor escala. Sarnari calificó la reducción como “un paso relevante”, en línea con el reclamo histórico de la entidad respecto a que las retenciones son un impuesto regresivo que castiga la producción.
No obstante, pidió sostener un programa gradual que culmine en retenciones cero y reclamó que los recursos que genera el agro regresen a través de políticas públicas orientadas a infraestructura, financiamiento accesible e incorporación tecnológica. Para la FAA, estos instrumentos resultan esenciales para que miles de pequeños y medianos productores puedan sostener su actividad, acceder a los mercados y afrontar ciclos productivos con márgenes razonables.
