El laboratorio de Valle de Lerma amplía estudios de fertilidad, textura, pH y materia orgánica, y monitorea la calidad del agua para prevenir procesos de degradación frecuentes en la región.
El diagnóstico preciso de los nutrientes del suelo se consolidó como una herramienta estratégica para la producción agrícola del Noroeste Argentino. Desde el Laboratorio de Suelos, Agua y Fertilizantes (Labsaf) de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA, ubicado en el Valle de Lerma, especialistas trabajan en brindar servicios analíticos confiables que permitan a los productores ajustar sus planes de fertilización, optimizar rendimientos y, al mismo tiempo, conservar la salud del suelo a largo plazo.
“El análisis de fertilidad permite conocer la disponibilidad de nutrientes esenciales -como nitrógeno, fósforo, potasio, calcio y magnesio- y así evitar tanto deficiencias como excesos que afectan la productividad y puedan generar impactos negativos en el ambiente”, señaló Carolina Pérez Brandán, responsable del Laboratorio, quien agregó que “a esto se suman evaluaciones sobre textura, pH, conductividad eléctrica, carbono orgánico, materia orgánica y cationes intercambiables, que ofrecen un panorama integral del estado del recurso”.
Además de su rol en la fertilidad, el Labsaf analiza la calidad del agua de riego, con foco en prevenir procesos de salinización y sodificación, dos de las problemáticas más frecuentes en los suelos de la región. La evaluación de parámetros como sodio, calcio, magnesio, carbonatos, bicarbonatos y RAS (relación de adsorción de sodio) resulta clave para planificar sistemas de riego más eficientes y sostenibles.
“El laboratorio también desarrolla capacitaciones, asesorías y prácticas profesionales en instituciones educativas y con productores de la zona, con el objetivo de transferir conocimientos y promover un manejo integral de los recursos”, indicó Pérez Brandán.
Con la mirada puesta en garantizar resultados analíticos de calidad, el Labsaf integra la Red de Laboratorios de Suelo y Agua del INTA (Rilsav) y participa activamente en el Programa Nacional de Interlaboratorios de Suelos Agropecuarios (Proinsa) de la Secretaría de Agricultura.
“Estos esquemas de control y validación interlaboratorios aseguran que los diagnósticos emitidos se conviertan en insumos confiables para la toma de decisiones que impactan directamente en la productividad y rentabilidad de los cultivos”, aseguró la responsable del laboratorio.
En un contexto de creciente demanda de eficiencia y sustentabilidad, la información generada en los laboratorios cobra valor estratégico: no solo contribuye a mejorar los rendimientos agrícolas, sino también a sostener la funcionalidad del suelo como recurso productivo, clave para la seguridad alimentaria y la competitividad del sector en el largo plazo.
Fuente: INTA Informa.



