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La Argentina, más cara para producir granos

El Ieral comparó precios de insumos agropecuarios con Brasil, Uruguay, Paraguay y EE. UU., en la mayoría de los casos, producir en el país es más costoso.

Un estudio del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral), dependiente de la Fundación Mediterránea, analizó la competitividad del agro argentino desde un enfoque poco habitual: los costos de producción.

Mientras los análisis más frecuentes se centran en los ingresos -como los precios de los granos o los tipos de cambio- este trabajo indaga en el otro extremo del proceso productivo: cuánto cuesta producir y cómo se ubica la Argentina en la comparación internacional.

El relevamiento, realizado en septiembre, abarcó trece bienes y servicios agropecuarios en cinco países: Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Estados Unidos. Los productos se agruparon en seis categorías: fertilizantes, herbicidas, fungicidas, transporte de carga, combustibles y maquinaria agrícola. Todos los valores se expresaron en dólares para permitir una comparación homogénea.

Una mirada poco común

El Ieral destaca que son escasos los estudios que miden la competitividad del agro a partir de los costos, debido a la complejidad que implica relevar información confiable y comparable. No existen bases de datos internacionales estandarizadas para precios de insumos, lo que obliga a recurrir a fuentes primarias y a estrategias específicas “caso por caso”.

A esto se suman las dificultades propias del sector. Los insumos agrícolas no son bienes homogéneos: dependen de variables como la composición del suelo, el clima, los cultivos predominantes, las regulaciones sobre agroquímicos o la infraestructura logística. Un mismo fertilizante puede costar lo mismo en dos mercados, pero las dosis necesarias por hectárea o la eficiencia de uso pueden diferir notablemente.

“Estas diferencias determinan que el costo efectivo de producir un grano pueda variar incluso cuando el insumo tiene el mismo precio”, explica el estudio.

Resultados del relevamiento

Pese a las dificultades metodológicas, el informe logró establecer un cuadro comparativo consistente. En términos generales, Argentina es más cara en dólares que sus competidores en la mayoría de los productos relevados.

El país presenta precios más altos en el 69 % de los casos frente a Brasil, Uruguay y Paraguay (11 de 13 productos) y en el 54 % de los casos frente a Estados Unidos (7 de 13).

Las diferencias promedio no son grandes, pero resultan significativas: los fertilizantes cuestan 5,8 % más, los herbicidas 8,2 % más y el gasoil grado 2 3 % más que el promedio de los otros países. Las mayores brechas aparecen en la maquinaria agrícola, donde los tractores cuestan 31 % por encima del promedio, mientras que las cosechadoras se ubican 7 % por debajo. En el extremo opuesto, los fungicidas son 7,8 % más baratos que en los países vecinos, solo por encima del valor de Estados Unidos (23 US$/l frente a 22,3 US$/l).

Costos y factores internos

El estudio subraya que la combinación de precios internos en dólares relativamente altos y una presión impositiva elevada agrava las desventajas del agro argentino.

Mientras los principales competidores incentivan las exportaciones agrícolas, Argentina aplica derechos de exportación o “retenciones”, lo que genera una doble penalización: menores ingresos por el lado del precio y mayores costos por el lado de los insumos.

A esto se añaden el precio de la energía, los fletes internos, la escala de producción en la fabricación de maquinaria, la carga tributaria en cascada y la volatilidad cambiaria, que encarece los insumos importados. Todos estos elementos conforman una estructura de costos que reduce la rentabilidad del productor y limita su capacidad de inversión.

El trabajo también advierte que los problemas de infraestructura y logística interna amplifican la pérdida de competitividad. El transporte de granos dentro del país continúa siendo uno de los más costosos de la región, afectado por la distancia a los puertos, el estado de las rutas y el precio del combustible.

Desventaja persistente

Aun con esas limitaciones, el informe reconoce que el agro argentino mantiene altos niveles de productividad y eficiencia, impulsados por la innovación tecnológica y el manejo agronómico de precisión. Sin embargo, aclara que esas ventajas no alcanzan para compensar el diferencial de costos.

“Las brechas de precios, aunque moderadas, son persistentes en el tiempo y terminan erosionando los márgenes de rentabilidad”, señala el Ieral, que considera imprescindible incorporar la variable de costos a los análisis de competitividad junto con los factores de mercado y tipo de cambio.

Implicancias

El estudio plantea que, si bien las diferencias no son extremas, su permanencia genera un impacto acumulado sobre la estructura productiva. En el largo plazo, este encarecimiento desalienta la inversión, reduce la renovación tecnológica y limita la capacidad de respuesta frente a shocks externos.

Para revertir esa tendencia, el Ieral propone mejorar la transparencia de los mercados, reducir las distorsiones fiscales que encarecen los insumos y promover políticas estables que brinden previsibilidad a la producción. También destaca la importancia de contar con estadísticas abiertas y comparables que permitan monitorear la evolución de los costos en tiempo real.

Desde la óptica macroeconómica, el informe remarca que una reducción sostenida del costo argentino requerirá reformas estructurales: modernización tributaria, mayor competencia en el transporte y energía, y reglas claras para la importación de insumos estratégicos. “No se trata de una coyuntura aislada, sino de un rasgo persistente del sistema productivo argentino”, advierte el trabajo.

Conclusión

El estudio del Ieral – Fundación Mediterránea ofrece una radiografía precisa de la competitividad del agro argentino medida por sus costos. La conclusión es contundente: Argentina sigue siendo un país caro para producir granos, aun cuando las diferencias de precios no sean abismales.

Esa combinación de insumos más caros, impuestos acumulativos y menor poder de exportación coloca al productor local en una situación de desventaja estructural frente a competidores del hemisferio norte y de la región.

En un contexto donde la eficiencia tecnológica ya no alcanza para compensar las brechas, el desafío pasa por reducir el costo interno de producir, fortalecer la infraestructura y recuperar previsibilidad. Solo así, concluye el informe, la Argentina podrá traducir su potencial agrícola en una competitividad sostenible en el tiempo.

69 % es la proporción de productos agropecuarios en los que Argentina es más cara en dólares frente a Brasil, Uruguay y Paraguay (11 de los 13 insumos relevados).


31 % es la diferencia de precio promedio de los tractores en Argentina respecto de los demás países comparados.


5,8 % más paga el productor argentino por fertilizantes frente al promedio regional, 8,2 % más por herbicidas y 3 % más por gasoil grado 2.


7,8 % menos paga en promedio el productor argentino por los fungicidas, siendo una excepción dentro de los fitosanitarios.