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El valor del asesoramiento en la producción de forrajes

Las Marías Agronegocios ofrece un modelo consultivo que acompaña al productor antes, durante y después de la confección del silaje. La clave: trabajo profesional y diálogo constante con el equipo técnico.

En el centro de la producción ganadera, los forrajes desempeñan un papel fundamental. Estos recursos vegetales no solo alimentan al ganado, sino que también influyen directamente en la productividad, la sostenibilidad y la resiliencia de los sistemas agropecuarios.

El médico veterinario José Bisotto, titular de Las Marías Agronegocios, se especializa en la producción y conservación de forrajes, con un enfoque particular en el asesoramiento a productores en la confección de silajes. Su servicio cuenta con dos equipos de confección de silajes y ofrece opciones de embolsado y silo puente. Más allá de la parte técnica, el equipo de Las Marías Agronegocios se distingue por brindar una venta consultiva, asegurando que el productor se sienta respaldado y pueda evacuar todas sus dudas, no solo antes de la confección, sino también durante y después del proceso.

“Ofrecemos un servicio de asesoramiento postventa, trabajando en conjunto con médicos veterinarios, ingenieros agrónomos, nutricionistas y especialistas del campo. Nos reunimos con ellos para analizar las necesidades específicas de cada productor, detectar problemas y evaluar áreas de mejora”, indicó Bisotto.

Además, destacó que, para lograr un buen resultado, el productor debe contar con conocimientos clave sobre el proceso de picado y participar activamente en su supervisión, junto con sus asesores y agrónomos. Se trata de un procedimiento que debe ejecutarse correctamente, ya que implica un costo significativo y tiene un impacto directo en la productividad futura.

“Desde nuestro equipo tratamos de hacer el trabajo de manera profesional para que todo salga bien. Aun así, la clave está en la seriedad con la que se lleva adelante el proceso. Siempre pueden surgir errores, pero lo importante es mantener un contacto permanente con los asesores para asegurarnos de cumplir con las expectativas y necesidades del productor”, detalló.

Consultado sobre qué aspectos debe tener en cuenta el productor al momento de contratar un servicio de picado, el especialista recalcó que, si bien la maquinaria es importante, el factor clave es la seriedad con la que se realiza el trabajo. “El productor debe supervisar detalles técnicos como el craqueo del grano, el procesamiento del material, el tamaño de la fibra, la calidad del corte y su altura. Son aspectos fundamentales para lograr un buen resultado”, expresó.

También recalcó la importancia de una planificación previa adecuada: “Siempre enfatizo que debe haber una comunicación constante entre el productor y el contratista para coordinar cada etapa. Uno de los puntos clave es llegar en tiempo y forma a la confección del forraje, y eso solo se logra con diálogo y confianza entre ambas partes. Si el trabajo se programa y ejecuta de manera eficiente, el resultado será óptimo”.

¿Cuánto se puede demorar sin perder calidad?

Hoy en día, la gran variedad genética de los híbridos y las tecnologías actuales permiten trabajar con lo que se conoce como “ventana de picado”. Este concepto extiende el período durante el cual el híbrido se mantiene en su punto óptimo de picado, conservando su estado verde. Es decir, el silaje permanece en pie durante más tiempo. Sin embargo, puede elaborarse incluso con más del 50% de materia seca sin que se pierda calidad, siempre que el proceso se realice correctamente. Aunque no se echará a perder, no es lo ideal, especialmente en tambos, donde se busca que la vaca consuma grandes cantidades para maximizar la producción de leche.

“Para lograrlo, el silaje óptimo debería tener alrededor del 37% de materia seca, con un margen de variación de dos puntos. Sin embargo, algunos feedlots y sistemas de cría prefieren lo prefieren un poco más seco, respaldado por teorías que justifican esta elección. Por eso, siempre remarco la importancia de comunicarse con los técnicos y asesores para entender sus objetivos y cumplir con ellos”, explicó.

Además, enfatizó que los híbridos diseñados específicamente para silo tienen un valor agregado, ya que están genéticamente modificados para mejorar la digestibilidad. Sin embargo, pueden presentar inconvenientes si se destinan a cosecha, ya que la planta tiende a caerse más rápidamente.

Y agregó: “Antes se decía que el mejor híbrido para grano también era el mejor para picado, porque contenía una mayor proporción de grano, que es más digestible que la planta. Sin embargo, hoy contamos con híbridos diseñados específicamente para silo, que ofrecen mayores rendimientos, mejor digestibilidad y una ventana de picado más prolongada. Esto representa grandes ventajas para el productor”.

En cuanto a la conservación, Bisotto señaló que existen diversas teorías y enfoques, pero destacó que el uso del silo bolsa ha aumentado significativamente. “Hace algunos años, cualquier silo de más de 2.000 toneladas se destinaba a un silo puente debido al costo de las bolsas. Hoy, en cambio, veo que los productores prefieren el silo bolsa, y el 90% de mis clientes lo utilizan, incluso los de gran escala, donde manejamos hasta 25 o 30 bolsas”, explicó.

Bisotto recalcó dos aspectos clave:

Nutrición: realizar análisis continuos de materia seca y nutrientes para ajustar la dieta de los animales según sus necesidades.

Manejo de extracción: existen diferencias significativas en la pérdida por extracción. Hay establecimientos donde el desperdicio es del 2 o 3%, lo que indica un manejo eficiente, pero en otros supera el 10%, lo que representa una gran oportunidad de mejora que depende directamente de la gestión en el campo.

Diversificación en el silo: más allá del maíz

“Trabajamos con todo tipo de forrajes. En esta época, al finalizar la campaña tardía, realizamos ensilado de maíz y sorgo, además de alfalfa, que está en plena temporada. También trabajamos con verdeos de invierno como avena, trigo, centeno y cebada. Todo lo que puede ensilarse, lo aprovechamos”, explicó.

Sobre las condiciones del sorgo para el picado, el titular de Las Marías Agronegocios destacó que tiene un gran potencial, aunque su desarrollo depende de la zona. En aquellos lotes donde el maíz no alcanza buenos rindes, el sorgo cobra relevancia. Esto se debe a que el maíz requiere una inversión mayor, mientras que el sorgo implica un menor riesgo financiero, lo que lo convierte en una alternativa atractiva para muchos productores.

No obstante, en igualdad de condiciones, el maíz sigue predominando por la calidad del forraje que se obtiene, lo que le otorga una ventaja competitiva. Incluso, señaló que hasta el gatton panic puede ensilarse con buenos resultados.

Sobre el tiempo que lleva picar, tomando como ejemplo un lote de 10 hectáreas, explicó que no se trata solo de la superficie: los equipos no se dimensionan por hectáreas, sino por la cantidad de toneladas procesadas por día. Esta es una duda frecuente entre los productores.

“Por ejemplo, no es lo mismo picar un maíz que rinde 15.000 o 20.000 kilos de materia verde por hectárea, que uno que produce 60.000. En este último caso, el volumen es tres veces mayor, lo que exige mucho más esfuerzo a la máquina. El motor trabaja más, todo el sistema de alimentación se ve más exigido, los camiones deben hacer más viajes y la embolsadora tiene más trabajo. Hay muchas opciones de maquinaria en el mercado, con distintas marcas y capacidades. Pero, en términos operativos, picar 10 hectáreas no debería llevar más de medio día”, concluyó.