La FAO y la Unoosa destacan la importancia de la colaboración para que las tecnologías espaciales beneficien a los pequeños agricultores.
Dado que se espera que la población mundial alcance los 9.700 millones en 2050, la seguridad alimentaria es una preocupación global crítica. La agricultura es la columna vertebral de la seguridad alimentaria, desde las comunidades locales a la población mundial, proporcionando los bienes esenciales que sustentan la vida humana e impulsan economías a nivel mundial. Garantizar es desarrollo sostenible de la agricultura no es sólo una necesidad: es una misión crítica para el futuro de nuestro planeta y nuestras sociedades. Sin embargo, La agricultura se enfrenta a numerosos desafíos, como el cambio climático, los fenómenos meteorológicos extremos, limitaciones de recursos, crecimiento económico con cambios asociados en los patrones dietéticos y crecimiento demográfico. Superar estos desafíos requiere soluciones innovadoras para el desarrollo agrícola sostenible, incluido el beneficio de la tecnología espacial y la mejora programas geoespaciales.
Muchos de los nuevos satélites que actualmente orbitan alrededor de la Tierra están equipados para ofrecer instrumentos y datos revolucionarios que mejoran la seguridad alimentaria mundial y refuerzan los sistemas agroalimentarios. Un nuevo informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Oficina de Asuntos Espaciales de las Naciones Unidas (Unoosa) tiene como objetivo asesorar y orientar a una serie de expertos y responsables de las políticas sobre las diversas interconexiones entre la tecnología espacial y la agricultura, la silvicultura y la gestión del uso de la tierra, así como las tendencias climáticas y medioambientales.
“La tecnología espacial ha supuesto un cambio revolucionario. Las imágenes por satélite, los datos de los sistemas mundiales de navegación por satélite y sus aplicaciones integradas son ahora instrumentos fundamentales para la agricultura, que permiten a las partes interesadas, desde los agricultores locales hasta los responsables de las políticas internacionales, vigilar la salud de los cultivos, gestionar los recursos hídricos, detectar y controlar las plagas y planificar ante la incertidumbre meteorológica, entre otras aplicaciones”, aseguran Lifeng LI, director de la División de Tierras y Aguas de la FAO, y Aarti Holla-Maini, directora de la Unoosa, en el prólogo al informe titulado “Aprovechar la tecnología espacial para el desarrollo agrícola y la seguridad alimentaria”.
Tecnología con historia
El uso de tecnologías geoespaciales no es nada nuevo, ya que comenzó en 1957. Desde entonces, se han lanzado más de 17.000 satélites, con una tasa que ahora alcanza casi los 3.000 al año. Pero su potencial se ha visto magnificado por la creciente precisión y las diversas capacidades de los satélites, así como por una serie de aplicaciones basadas en la nube que hacen que los datos detallados de la Tierra sean cada vez más accesibles hasta en los teléfonos inteligentes.
Existe una creciente necesidad de reducir la brecha entre el espacio y la agricultura -desde la interoperabilidad técnica y la armonización de datos hasta las iniciativas de desarrollo de capacidades- y de fomentar la colaboración internacional para garantizar que los pequeños agricultores y los países en desarrollo puedan acceder y beneficiarse de los datos satelitales.
Este nuevo informe recomienda fortalecer las capacidades globales en el uso de datos satelitales para la agricultura, aumentar la coordinación internacional en misiones satelitales centradas en la agricultura y mejorar la accesibilidad e interoperabilidad entre datos y servicios espaciales. Promueve el establecimiento de un centro de adquisición de imágenes centralizado de las Naciones Unidas para las transmisiones vía satélite con el fin de reducir la duplicación y mejorar las sinergias.
También hace hincapié en que una mayor colaboración e integración no solo conducirá a mayores beneficios concretos para todos, sino que también contribuirá a mitigar un riesgo acechante de las actividades espaciales en rápida expansión: los desechos espaciales, que pueden amenazar la seguridad operativa de los satélites y obstaculizar futuras misiones.
Historial de la FAO
La galardonada Plataforma geoespacial Mano de la mano de la FAO ha estado aprovechando el poder de los análisis y datos derivados de satélites, integrando más de dos millones de capas de datos geoespaciales y estadísticas agrícolas de libre acceso de proveedores globales.
Además, el instrumento de la FAO para el monitoreo de la cubierta forestal, Sepal, ha venido proporcionando a cualquier persona con un dispositivo móvil una forma cada vez más precisa de detectar cambios en el paisaje prácticamente en tiempo real, con la ayuda de la plataforma Google Earth Engine, de fácil manejo, y las valiosas aportaciones de los servicios satelitales de numerosos Estados Miembros de la FAO.
Otro instrumento innovador de la FAO es la Base de datos de acceso libre sobre la productividad del agua (WaPOR), que aprovecha los datos satelitales para hacer un seguimiento del consumo real de agua en los campos de cultivo con un alto nivel de precisión, lo que permite a los agricultores y a los responsables de las políticas optimizar la utilización de los recursos.
La capacidad de la FAO para llevar la tecnología espacial directamente a los agricultores -a través de instrumentos como Sepal y WaPOR- supone una oferta singular. Las tecnologías geoespaciales también están contribuyendo a los esfuerzos de respuesta a situaciones de emergencia locales e internacionales, al control de plagas, a la gestión de la fertilidad del suelo, a las evaluaciones del estrés hídrico, a los calendarios de cultivos, al uso eficiente de fertilizantes y plaguicidas, y a un conjunto cada vez mayor de técnicas de agricultura de precisión.
El informe
Las asociaciones entre múltiples partes interesadas son y serán necesarias para aprovechar todo el potencial de la tecnología espacial para la agricultura, subraya el informe.
En él se muestran las actividades de agroinformática de la FAO y cómo una rápida iniciativa de cartografía de cultivos en Togo durante la pandemia de la enfermedad por coronavirus (Covid-19), dirigido por el Gobierno, NASA, Planet Labs y la Universidad de Maryland, permitió a las autoridades públicas responder rápidamente con intervenciones que aliviaron las tensiones inmediatas en los sistemas agroalimentarios del país.
El informe, que se divide en tres secciones (inicial, intermedia y final) de la cadena de valor espacio-agricultura, hace hincapié en que garantizar que los países en desarrollo tengan acceso a la infraestructura espacial adecuada, establecer normas para los métodos, datos, información y procedimientos, y evitar las lagunas de cobertura temporal y espacial en los datos de teledetección son aspectos clave para optimizar las estrategias de los sistemas agroalimentarios mundiales.
Uno de los programas centrales de la Unoosa es ayudar a los Estados miembros de las Naciones Unidas a establecer marcos legales y normativos para sus actividades espaciales, mientras que la FAO colabora activamente con la Organización Internacional de Normalización (ISO) para desarrollar un metalenguaje funcional para asuntos de cobertura y uso del suelo. Es imprescindible realizar ejercicios eficaces de armonización, integración e interoperabilidad de datos para aprovechar al máximo las oportunidades innovadoras que ofrecen las tecnologías geoespaciales. También son la condición que permite difundir los beneficios a través de plataformas de computación en la nube -como Sepal-, así como permitir a los agricultores cargar observaciones verificadas sobre el terreno, lo que hace posible contar con políticas y proyectos más completos y eficaces.