Desde la FAO señalan por qué debemos fijarnos en los sistemas de transporte para reducir la pérdida de alimentos
Es una imagen llena de contrastes estridentes. En algunos lugares del mundo, brillantes camiones frigoríficos de último modelo repletos de fruta se detienen en los muelles de carga de los supermercados. En otros, los agricultores que cultivan campos en las laderas cargan sobre sus cabezas cestas de productos para llegar a la única carretera que conduce a la estación comercial o al mercado más cercano.
El proceso de transporte, punto esencial en las cadenas de suministro de frutas y hortalizas frescas, contribuye de forma notable hasta el 13 % de las pérdidas mundiales de alimentos que se producen entre la recolección y la venta al por menor. Para hacer frente a este reto tenemos que abordar todo el sistema de transporte e idear enfoques específicos.
Hay cuatro consideraciones sobre el transporte y posibles soluciones para reducir la pérdida de alimentos:
1. Más allá del envasado: la forma de envasar los productos es, por supuesto, un elemento importante para reducir la pérdida de alimentos. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha realizado esfuerzos considerables para capacitar a los productores para que utilicen mejores métodos de envasado, por ejemplo, cajas de plástico rígidas y reutilizables para minimizar los daños mecánicos durante el apilamiento y el transporte.
Pero hay otros requisitos igualmente importantes, como la gestión de la temperatura y el flujo de aire. Lo ideal es transportar los productos durante las horas más frescas del día, en vehículos con chasis abierto. También hay que protegerlos de la luz solar y la deshidratación. Las iniciativas de la FAO han financiado lonas de colores claros para cubrir holgadamente los camiones y proteger los productos de los elementos. La FAO apoya además la fabricación de bastidores para los sistemas de transporte con el fin de mejorar sus condiciones.
2. Proponer métodos de transporte alternativos: en muchos países de ingresos medios y bajos, para transportar los productos frescos suelen utilizarse sistemas de transporte diseñados para pasajeros o pequeñas camionetas y furgonetas. Esto puede exponer a los productos a altas temperaturas, estrés térmico, pérdida de agua y rápido deterioro.
Además, los distintos tipos de terreno presentan problemas diversos. Por ejemplo, las zonas montañosas suelen carecer de carreteras de acceso para el transporte de productos. Eso significa que todo tiene que ser transportado -en muchos lugares a hombros o a caballo- hasta la carretera principal más cercana, desde donde se puede llevar a los mercados.
Esta cuestión es aún más crucial en los países tropicales, donde las zonas elevadas favorecen la producción de cultivos nutritivos y de alto valor como brécoles, zanahorias, fresas, coles chinas y hierbas aromáticas frescas. En estos contextos, tienen sentido los sistemas de transporte alternativos e innovadores -como tirolinas, tranvías o teleféricos-, que facilitan el transporte a lugares como estaciones de comercialización o mercados.
3. Capacitación para evitar errores humanos: una capacitación adecuada es crucial porque los errores humanos también contribuyen a daños mecánicos durante la carga, transporte y descarga de productos frescos en los sistemas de transporte. Los manipuladores de productos que descargan envases con demasiada brusquedad o apilan las cajas de fruta de forma incorrecta pueden causar pérdidas significativas. En especial en el caso de frutas delicadas como la banana o el mango, las magulladuras, la compresión o la abrasión pueden hacer que el producto sea invendible o incluso incomestible.
También, por ejemplo, el trabajo de la FAO en Filipinas ha demostrado una reducción del 38 % de las pérdidas de alimentos en las cadenas de suministro de productos frescos al eliminar el reenvasado intermedio de los productos destinados a los supermercados en Manila.
La FAO ofrece capacitación a los participantes en todas las fases de la cadena de suministro para que adopten buenas prácticas de manipulación durante la carga y descarga de los productos envasados, subrayando los beneficios económicos que se pueden obtener.
4. Las asociaciones pueden ser la clave: las asociaciones público-privadas pueden contribuir a menudo a solucionar los problemas de transporte. Para facilitar el comercio transfronterizo de cultivos hortícolas de alto valor entre la República Democrática Popular Lao y Tailandia, por ejemplo, la FAO apoyó la fabricación de un centro de envasado de productos frescos en un terreno donado por el Gobierno de la República Democrática Popular Lao.
El éxito del comercio transfronterizo inicial dio lugar a una asociación público-privada entre el Gobierno de la República Democrática Popular Lao y una empresa tailandesa para gestionar la planta de envasado y una cadena de frío para el envío de productos a Tailandia. Se estima que el 40 % de la producción de productos frescos cumplía las normas de calidad de los mercados para la exportación, mientras que el 60 % restante se destinó al mercado interno, principalmente al sector de la hotelería.
La FAO trabaja para promover el desarrollo de sistemas de transporte organizados, fundamentales para garantizar la transferencia eficiente de productos frescos perecederos desde las explotaciones agrícolas a los mercados con una pérdida mínima de alimentos en los países de ingresos medios y bajos.
Unos sistemas de transporte ineficaces son un factor importante que conduce a niveles inaceptables de pérdidas, en especial de alimentos ricos en vitaminas y otros nutrientes. Por lo tanto, abordar este reto de forma integrada es una esfera de trabajo fundamental para la FAO y sus asociados, en beneficio de las personas y el planeta.
Fuente: FAO