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Achaparramiento del maíz en el NOA

La Agencia INTA Metán, Salta, brinda recomendaciones para el manejo de la enfermedad en nuestra región, que es una de las más golpeadas a nivel país.

El achaparramiento del maíz es una enfermedad causada por un Spiroplasma (bacteria sin paredes celulares), que se transmite por una chicharrita de la especie Dalbulus maidis. Casi en forma exclusiva, este insecto se alimenta de plantas del género Zea, las cuales incluye el maíz (Z. mays L.) que es cultivado para diferentes usos como: granos, silo, choclo, etc.

Este insecto tiene la capacidad de completar su desarrollo y reproducirse solo en las especies vegetales antes mencionadas. Generalmente, los individuos adultos se localizan en el cogollo y las ninfas en zonas protegidas en el envés de las hojas y, especialmente, en el área de nacimiento de la lámina.

Esta chicharrita es de tamaño muy pequeño, alcanzando no más de 3 a 4 mm de largo. El estado adulto es de color amarillo pajizo translúcido, con dos puntos más oscuros sobre la cabeza y alas más largas que el abdomen. Los ejemplares hembra pueden colocar hasta 600 huevos, con un ciclo de generaciones de 25-30 días; durante el invierno, puede sobrevivir sin alimentarse en malezas o cultivos circundantes, para luego colonizar el maíz siguiente. Las ninfas nacen libres del patógeno y, al igual que el adulto, lo adquieren al alimentarse de plantas enfermas. En promedio, el adulto sobrevive 45 días, aunque los invernantes pueden llegar de los 90 a 120 días de sobrevivencia.

Síntomas y recomendaciones

Uno de los primeros síntomas que emerge es una clorosis (amarillamiento) en los márgenes de las hojas más jóvenes, deviniendo luego en manchas rojizas o purpúreas, o amarillentas en el caso de las hojas más viejas. Las hojas jóvenes presentan un rayado amarillento en sus bases, que después se vuelven púrpuras en las puntas. Es muy común que las plantas contagiadas tengan multiespigas.

En la provincia de Salta, las zonas más afectadas fueron Joaquín V. Gonzales y Las Lajitas. Si bien aún no se conocen los porcentajes de pérdidas, los daños en los lotes fueron muy marcados mientras que más hacia el sur, como en Metán y Rosario de la Frontera, se observaron daños de menor magnitud.

Una de las claves para el manejo de la enfermedad es el control del vector; por ello, desde INTA se ha trabajado en un plan de manejo de acuerdo a las características de las regiones maiceras. Desde la zona Umbral hasta el Chaco y Chaco semiárido (incluye la zona de secano del Santiago del Estero -oeste-), las recomendaciones sugeridas al productor son las siguientes:

• Siembra de semillas certificada por semillero. Actualmente, los semilleros están trabajando en nuevas genéticas y aumentando dosis de curasemillas en sus híbridos, a fin de extender el tiempo de protección al cultivo ya que los primeros estadios son los más sensibles.

• Realizar las siembras dentro de un período corto (ventana de siembra) para evitar las siembras escalonadas. Se ha comprobado que las siembras tempranas presentan menores índices de daño. Si en sus primeros estadios el cultivo presenta situaciones de estrés y más spiroplasma, los daños suelen ser mayores.

• Asegurar un correcto estado nutricional de la planta sin exceso de nutrientes.

• Vacío sanitario (mínimo 90 – 120 días) para restringir el alimento de la plaga y disminuir su población.

• Eliminación de plantas guachas (maíz que generan plantas durante el invierno debido a las pérdidas post cosecha). Estas plantas son fuente de alimento y favorecen el desarrollo de las poblaciones de chicharritas.

• Si es posible realizar algún cultivo alternativo.

• Evitar el uso de productos insecticidas no autorizados ya que se ha comprobado que no disminuye las poblaciones. Utilizar solo productos autorizados; actualmente Senasa ha permitido ampliar el registro para chicharrita de 3 productos fitosanitarios.

Por último, en regiones donde se cultiva maíz de forma extensiva junto a producciones hortícolas como se da en las localidades de Palma Sola, Colonia Santa Rosa, Las Cañadas, Valle de Lerma, se recomienda un manejo territorial entre productores de manera tal de cortar el ciclo de la plaga. Si bien en estas regiones no se observaron daños sustanciales, se propone la realización de monitoreos del insecto durante el invierno.

Autor: ingeniera agrónoma (M.Sc) Noelia Ávila, avila.maria@inta.gob.ar, Agencia INTA Metán.