Argentina tiene potencial para aumentar el destete al 80%, aunque sólo alcanza un promedio nacional de entre el 60 y 65%. ¿Cuáles son las resistencias de crecimiento?
En el mundo de la ganadería, las buenas prácticas de destete juegan un papel vital en el éxito y la salud del ganado. Este período marca una transición crítica en la vida del ternero, donde una preparación adecuada puede marcar la diferencia entre el crecimiento saludable y las pérdidas significativas.
El destete tradicional, que ocurre generalmente entre los siete y ocho meses de edad del ternero, coincidiendo con los meses de febrero y marzo, es un momento particularmente estresante para los animales. Es por ello que los especialistas coinciden en la necesidad de ejecutar, en los meses previos, un plan estratégico de vacunación al pie de la madre para lograr una buena inmunidad que se evidencia en la salud y el bienestar de los animales.
El objetivo principal de la vacunación es fortalecer el sistema inmunológico del ternero y minimizar el estrés asociado con la separación de la madre. Para lograrlo se recomienda implementar un enfoque proactivo y personalizado, en colaboración con un veterinario especializado, según la realidad de cada campo.
A partir de los tres meses del ternero se sugiere la aplicación de un esquema sanitario consistente en la doble vacunación para prevenir enfermedades respiratorias y clostridiales, adaptado a las necesidades específicas. Este enfoque preventivo es fundamental para garantizar una transición exitosa y proteger la salud del rodeo.
“El éxito de un plan de vacunación para mejorar el destete es alcanzable, pero depende de varios factores claves como la inversión, las instalaciones y la capacitación del personal. Es fundamental implementar esquemas de vacunación completos para lograr resultados óptimos. Si bien hay avances en ciertas regiones del país, como Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, otras aún no han tomado medidas. Aumentar el éxito del destete al 80% es posible si se ejecuta correctamente. Los animales que no padecen neumonía experimentan un aumento de peso más rápido y significativo, lo que resalta la importancia de la prevención, compartió el médico veterinario Axel Mauhourat, asesor técnico de la zona Buenos Aires Sur y La Pampa Sur de Laboratorio CDV.
El cálculo que todo productor debería realizar
En diálogo con el médico veterinario Nicolás Palacio, coordinador del Servicio Técnico de Laboratorio CDV, se logró realizar un cálculo de inversiones versus potenciales de pérdidas que ayudan a comprender porque aún hay campos con indicadores de destete muy por debajo del 80% que deberían alcanzar.
“De acuerdo con los valores de mercado vigentes durante los dos primeros meses del año, la venta de un ternero pagaría el plan sanitario completo (incluyendo aftosa y brucelosis) de 45 animales. Ahora bien, si sólo se contempla el plan para enfermedades respiratorias y clostridiales, la vacunación a doble dosis estaría en el orden de los $ 2.890 por animal. Por lo que la venta de un ternero cubre la vacunación de 115 animales”, expuso el especialista.
Si se realiza el cálculo a la inversa, y pensamos no sólo en la inversión sino en el potencial de pérdida que asume cada productor que no aplica planes sanitarios, entonces los números son aún más impactantes.
“Las enfermedades clostridiales son altamente mortales, lo que significa que la pérdida de un ternero supondría un costo de $ 332.800. Sin embargo, esta situación podría evitarse con una inversión mínima de $ 975 para administrar una doble dosis de vacuna clostridial. Por otro lado, las enfermedades respiratorias en un lote de recría provocan mermas que rondan entre 15 y 20 kg, lo que representa una pérdida de $ 31.200 por animal. A esto se suma el costo del tratamiento, que varía entre $ 3.600 y $ 4.000 por animal, sumando un total de $ 34.000 en gastos adicionales. En contraste, el costo de una vacuna respiratoria a doble dosis es de apenas $ 1.920. Considerando que las enfermedades respiratorias también pueden ser fatales, el análisis financiero es similar al de las enfermedades clostridiales: una pérdida potencial de $ 332.800 frente a una inversión mínima de $ 1.920 en vacunación”, concluyó Nicolás Palacio.
Tres resistencias que impiden el crecimiento
Alcanzar los niveles de productividad deseados a través de la vacunación implica superar tres importantes resistencias que afectan directamente la eficacia de los planes sanitarios implementados. La capacitación adecuada del personal encargado de administrar las vacunas, la logística óptima para garantizar un ambiente tranquilo y adecuado durante la aplicación de las dosis, y la comprensión de la inversión necesaria como un desembolso económico para optimizar la productividad, son elementos cruciales para alcanzar los resultados deseados.
En primer lugar, la capacitación juega un papel fundamental. Es esencial que las personas a cargo de implementar el plan sanitario estén debidamente capacitadas en el manejo del animal, el uso de jeringas, la correcta conservación de las vacunas y los tiempos de aplicación de las dosis.
Un conocimiento adecuado en estos aspectos garantiza una aplicación efectiva de las vacunas y minimiza el riesgo de errores que podrían comprometer la salud de los animales.
En segundo lugar, la logística desempeña un papel crucial en el éxito del plan sanitario. Es fundamental contar con instalaciones adecuadas, como mangas, que proporcionen un entorno tranquilo y limpio, tanto para los animales como para los profesionales encargados de administrar las vacunas. Un ambiente libre de estrés y hostigamiento es fundamental para garantizar la efectividad de las vacunas y minimizar el riesgo de lesiones o accidentes durante el proceso de vacunación.
Finalmente, la inversión en sanidad debe ser vista como una estrategia económica para lograr mejores resultados en la productividad. Comprender la importancia de invertir en la salud de los animales para aumentar la productividad, en lugar de considerar los costos asociados a la sanidad como gastos, es esencial para aquellos productores que buscan alcanzar su máximo potencial de productividad, representando más kilos de carne y más litros de leche.
Al invertir en un plan sanitario adecuado, los productores pueden mejorar la salud y el rendimiento de su ganado, lo que a su vez se traduce en mayores beneficios a largo plazo.