La producción de estas especies en cuerpos de agua artificiales urbanos y periurbanos podría ser una alternativa efectiva para reducir la presencia de mosquitos transmisores de enfermedades.
Malaria, dengue, chikungunya, fiebre amarilla y Zika son algunas de las enfermedades que transmiten los mosquitos. Con el objetivo de reducir la presencia de estos insectos, un equipo de investigación del INTA y del Conicet evaluó los beneficios de producir especies nativas de peces y camarones en cuerpos de agua artificiales urbanos y periurbanos.
“Algunas especies nativas de peces y camarones son enemigos naturales de las larvas de mosquitos”, explicó Ariel Belavi -referente nacional de acuicultura del INTA-. Es que, según detalló, “la especie Australoheros facetus -conocida como chanchita, castañeta, cará o chata- es un pez que habita en la cuenca del Plata capaz de consumir más de 500 larvas de mosquito en menos de un día. Esto los hace ser un efectivo enemigo natural de los mosquitos y un excelente controlador biológico”.
A su vez, existen otras especies nativas que pueden cultivarse y producirse en espejos de agua artificiales y que también consumen larvas y pupas de mosquitos, tales como el camarón de río (Macrobrachium borellii) y el camarón fantasma o camarón de agua dulce (Palaemon argentinus).
“Estos crustáceos que habitan en ambientes de agua dulce en el centro de América del Sur pueden ser utilizados para controlar las poblaciones de estos insectos, incluso los de las especies Aedes sp, Anopheles sp y Culex sp, de relevancia por el potencial de transmitir enfermedades”, especificó Belavi.
En este punto, Pablo Collins -investigador del Conicet- subrayó: “Estas dos especies de camarones son nativas de la Cuenca del Plata y consumen larvas y pupas de mosquitos”.
Se los suele encontrar en lagunas someras, estanques y ríos, ya que toleran un amplio rango de condiciones ambientales. “Se reproducen en los ambientes dulciacuícolas sin necesidad de migrar a los marinos como lo hacen otros camarones”, detalló Collins y agregó que su alimentación es omnívora utilizando los recursos tróficos que encuentran en el fondo de estos ambientes, en la columna de agua y entre la vegetación acuática.
“Pueden consumir 40 larvas por día”, aseguró el investigador del Conicet, quien no dudó en aclarar que las densidades de estos camarones en los ambientes naturales o en cultivos pueden alcanzar los 500 ejemplares por metro cuadrado.