Desde el crecimiento exponencial de la molienda en Estados Unidos hasta los cambios en la política china, los factores que afectan el mercado argentino de harina de soja se entrelazan en un escenario desafiante.
La harina de soja, el bastión de las exportaciones argentinas, enfrenta tiempos turbulentos marcados por una pronunciada caída de precios en los mercados internacionales. ¿Qué está detrás de este declive que ya ha reducido las proyecciones de exportación en miles de millones de dólares?
El complejo escenario actual se compone de varios factores interrelacionados que han convergido para ejercer una presión bajista sobre los precios de este vital producto de exportación. Según un reciente informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, hay cinco razones fundamentales:
1. La expectativa en Argentina: El país se encuentra en un momento crítico de la producción de soja, con lotes de suelos irregulares y una incertidumbre persistente en cuanto a los rendimientos. Esta situación ha llevado a muchos importadores a postergar sus compras, lo que contribuye a debilitar los precios internacionales.
2. El ascenso de Estados Unidos en el crush de soja: Estados Unidos ha experimentado un notable aumento en el procesamiento de soja, impulsado en gran medida por el crecimiento de la industria del biodiesel. Esta mayor demanda de aceite de soja, combinada con una oferta de harina que no ha crecido al mismo ritmo, ha generado desbalances que presionan a la baja los precios internacionales.
3. Incentivos a la molienda de soja en Brasil: Brasil también ha incrementado su producción de soja y biodiesel, lo que fortalece tanto la oferta interna como externa de harina de soja. Sin embargo, recientes recortes en las previsiones de cosecha en la región podrían contrarrestar esta tendencia, aunque también podrían ofrecer un piso a la caída de precios.
4. Una China que espera recortar demanda en el mediano plazo: China, el principal consumidor de soja a nivel mundial, ha anunciado planes para reducir la proporción de harina de soja en la alimentación animal. Esta estrategia forma parte de un esfuerzo más amplio para reducir la dependencia de importaciones de soja y priorizar otros cultivos como el maíz y el arroz.
5. La salida de fondos de inversión en commodities: La política monetaria más restrictiva adoptada por los bancos centrales, en respuesta a la pandemia y la inflación global, ha llevado a una reducción en el interés por invertir en commodities. Esto ha resultado en una disminución significativa en las posiciones de los fondos de inversión en soja, contribuyendo aún más a la presión bajista sobre los precios.