A diferencia de los ciclos anteriores, la presencia de insectos en esta campaña determina que sea fundamental el monitoreo constante de los lotes para actuar en los momentos oportunos.
El actual ciclo agrícola se diferencia claramente de los anteriores, ya que han quedado atrás las sequías que -entre otras consecuencias- implicaban una baja presión de insectos. “Este año las lluvias son totalmente diferentes. Fueron llegando de a poco, e incluso un poquito más tarde de lo que esperábamos, pero fueron apareciendo”, comentó el ingeniero agrónomo Matías Moreno, Product Manager de Insecticidas y Fungicidas de FMC para el Cono Sur.
Matías Moreno Product Manager de Insecticidas y Fungicidas FMC Cono Sur
Actualmente, entre los cultivos que son susceptibles de estar afectados por la acción de diferentes plagas insectiles, podemos encontrar maíz de segunda, girasol, maní y -obviamente- el cultivo de soja. En cuanto a las plagas presentes, la campaña empezó con una alta presión de Spodoptera frugiperda (oruga militar), lo que provocó que se emitieran alertas en varios lugares del país, fundamentalmente para híbridos de maíz susceptibles a esta plaga.
“No hay que olvidarse que esta especie puede causar daños también en girasol y soja. Es una larva que puede afectar a varios cultivos”, dijo el profesional de FMC. Además, “hace algunos días empezó a verse muchísima presión de Rachiplusia nu (oruga medidora) principalmente en los cultivos de girasol”, acotó.
Sin embargo, “la soja está entrando en una etapa donde la presión puede ser muy alta y los daños económicos significativos. Las capturas en trampas de luz son altas, principalmente en el centro y norte del país, aunque no tanto aún en la provincia de Buenos Aires, pero solo es cuestión de tiempo”. Como dificultad adicional indicó que “es muy complicada la diferenciación a campo entre Rachiplusia nu y Chrysodeixis (oruga falsa medidora), ya que morfológicamente son muy parecidas”.
“Será necesario un control muy exhaustivo y estar muy encima del cultivo para tratar de discernir entre las especies. En caso de dudas, deberemos ir con dosis más altas de producto, ya que Chrysodeixis las requiere”, afirmó Moreno.
Monitoreo intensivo
“Antes de proponer productos, como empresa, sugerimos volver al seguimiento intensivo de los cultivos. Eso es lo principal. Resulta vital para que podamos supervisar los cultivos en su evolución”, dijo Moreno y diferenció que veníamos de años donde el monitoreo no tenía el espacio preponderante que tiene hoy, dado que la presión de los insectos era menos importante. Por otra parte, la utilización de variedades de soja Intacta daba una cierta tranquilidad, que hoy se perdió debido a que se volvieron susceptibles a oruga medidora. Todo esto se está dando con altas presiones de la plaga.
Por lo tanto, estamos obligados a recorrer los lotes en forma intensiva para poder controlar a estas especies en estadios larvales óptimos. En este sentido, llegar a prevenir el problema es siempre más eficiente que tener que controlarlo una vez establecida la plaga y por lo tanto el daño productivo.
En cuanto a los productos de FMC, el Moreno comentó que la opción principal es Coragen (Rynaxypyr), “conocido por todos y el más vendido del mundo. Es una diamida para el control de larvas de lepidópteros principalmente, entre otras especies”. Añadió que “el monitoreo nos va a permitir llegar en un estadio óptimo (L3). Si estamos pasados tendremos en presión o estadio, quizás necesitemos la ayuda de algún piretroide para lograr mayor volteo”. Dentro de este tipo de productos, “tenemos una paleta muy variada”, entre los que mencionó Bifentrin (Talstar), Gammacialotrina (Archer Plus), y Zetametrina (Furia).
Por otra parte, marcó la importancia de actuar con buenos coadyuvantes para llegar a estratos medios y bajos de la planta. “La recomendación es Biofusión, una lecitina de soja activada que produce liposomas, que son partículas que pueden recubrir las moléculas de ingrediente activo y de esa manera proteger muchísimo el mix de tanque que utilizaremos en el cultivo”, concluyó.