Argentina se enfrenta a una fuerte competencia en el mercado internacional de carne y debe diversificar sus mercados para mitigar su dependencia de China.
China ha consolidado su posición como el principal mercado mundial de carne vacuna en los últimos años, adquiriendo más de un tercio de las importaciones a nivel global. Según estimaciones del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), este año, China podría alcanzar un 35% de las compras de carne vacuna en el mundo, con la adquisición de 3,6 millones de toneladas anuales.
Sin embargo, la estrategia de China en el mercado de la carne vacuna es más que una simple necesidad de abastecimiento. El gigante asiático ha sabido equilibrar sus compras con una estricta política de seguridad alimentaria, lo que le permite influir en los mercados y manipular los precios. A menudo, China muestra una voracidad en sus compras, intercalada con períodos de calma aparentemente desconcertantes. Esta estrategia le permite negociar con fluctuaciones de precios sin perder de vista su creciente necesidad de abastecimiento.
En lo que va de este año, China ha importado 2.035 millones de toneladas de carne vacuna, lo que representa un aumento del 5% con respecto al mismo período del año anterior, según datos de la Aduana china. Sin embargo, los precios en septiembre registraron un 27.5% menos que los valores de hace un año, situándose en 4.924 dólares por tonelada, superando solo los mínimos alcanzados a finales de 2020 durante la pandemia.
Este escenario tiene un impacto directo en países como Argentina, que tienen una alta exposición a este mercado. Según el informe del Rosgan, el mercado ganadero de la Bolsa de Comercio de Rosario, Argentina ha exportado más del 75% de sus envíos de carne vacuna a China en lo que va de este año, llegando a un pico del 83% en mayo. Esta alta dependencia manifiesta un riesgo comercial importante.
Según las estadísticas de salida que pueden tener un desfase de entre 20 y 60 días, Argentina es el proveedor que presenta la mayor concentración en el mercado chino, con un 76% de participación. En este sentido, Uruguay le sigue con un 56%, Brasil con un 49%, Australia con un 20%, y Estados Unidos con un 15% de concentración.
A pesar de ser uno de los principales proveedores de carne vacuna de China, Argentina se encuentra en una posición precaria en términos de negociación, debido al desequilibrio entre su nivel de exposición y su correspondiente participación de mercado. Esta situación coloca a Argentina en una posición delicada a medida que compite con otros actores importantes, como Brasil y Australia, en el mercado internacional de carne vacuna.
Este año, Argentina se enfrenta a una fuerte oferta ganadera debido a la sequía y a un mercado interno deprimido que no puede absorber volúmenes adicionales de producción. En este contexto, el país se ve forzado a depender en gran medida de los precios internacionales, lo que ha llevado a muchos industriales a frenar la producción de carne a la espera de cambios en el panorama.
El informe del USDA proyecta un aumento del 1% en las exportaciones mundiales de carne vacuna para 2024, con un fuerte aumento de la producción en Brasil y Australia. Esto plantea un desafío adicional para Argentina, que se enfrentará a una competencia aún más feroz en el mercado.
En este punto, dos incógnitas se presentan como oportunidades clave. En primer lugar, se debe observar la reacción del mercado ante la menor oferta ganadera que se espera para el próximo ciclo. En segundo lugar, Argentina debe trabajar estratégicamente para diversificar sus mercados y reducir su nivel de exposición, lo que le permitirá enfrentar los desafíos futuros de manera más efectiva.