“La Blanquita” es una cabaña porcina de Estación Dennehy, partido de 9 de Julio, provincia de Buenos Aires, fundada por Juan Carlos Greco en el año 1950, lo que la convierte en la más antigua del país.
Hoy el emprendimiento ganadero familiar, en su tercera generación, es seguido por su nieto, también llamado Juan Carlos, y sus hermanos.
Sobre la cría de cerdos, aseguró que “demanda mucho amor y pasión, es una actividad muy demandante, por eso muchos empiezan y después abandonan”, comentó el productor.
Por otro lado, en relación a la coyuntura Juan Carlos explicó: “La sequía nos golpeó mucho, porque está relacionada con lo los cereales, y el cerdo está muy ligado al cereal, porque hay que darle, sí o sí, cereales en los alimentos. Y si aumentan los granos, se nos encarece la producción”.
En 50 años de historia, La Blanquita ha sufrido vaivenes económicos de todo tipo, y a modo de ejemplo Greco recordó: “Mi papá me contaba que en una época había que vender 10 kilos de cerdo para comprar un kilo de pan, o sea que estábamos bastante peor que ahora. Ahora estamos uno a uno o uno y medio a uno, así que no estamos tan mal”, contó.
Carne y buena capacidad de parto, lo que más se busca en el cerdo
“Hoy en el cerdo lo que se está buscando es carne, fundamentalmente. Un animal magro, que tenga un largo muy bueno, que la hembra tenga buena capacidad de parto y mucha cantidad de pezones, un animal prolífero”, describió el jurado de porcinos de la Expo Rural 2023, Ángel Varesi.
Al mismo tiempo, aclaró que “el hueso no interesa tanto, pero en la estructura del animal es fundamental. Aquí en Palermo tenemos distintas razas y cada una tiene sus características especiales: las razas blancas son las líneas maternas; y las Duroc Jersey, Hampshire y Sppoted Poland, la línea paterna. Y el Pietrain se usa mucho para hacer carne”.
En cuanto a la calidad del cerdo argentino, Varesi comentó que “es muy buena, y si se trabaja con razas se puede hacer la hibridez correspondiente y los cruzamientos para llevar tanto a campo como a confinar. Hoy se trabaja cerca del 80% de los animales confinados, y están subsistiendo los productores grandes; los más chicos están con más problemas. Hoy para hacer cerdo hay que trabajar en escala y con una calidad pareja”.