Una aplicación exitosa y segura depende de la colaboración de múltiples actores, informados y capacitados en todo el proceso.
Una aplicación de calidad es aquella que logra que la mayor cantidad del o los productos aplicados lleguen al blanco y controlen la plaga, que se reduzca al mínimo las pérdidas y contaminación del ambiente y las personas. En esta nota, los especialistas Santiago Tourn, Martina Vismara y Pedro Platz, de MecaTech Agroconsultora, acercan los puntos claves a tener en cuenta para asegurar la mejor aplicación posible.
La previa
Tourn advierte que una aplicación de calidad comienza con el monitoreo de cultivos, que permite anticiparse y planificar una mejor estrategia económica y ambiental de protección. A la par, los proveedores de los insumos juegan un rol fundamental para facilitar la disponibilidad de los productos en el momento justo.
Una vez que se toma la decisión de aplicación, el siguiente paso infaltable es que un profesional matriculado prescriba la aplicación a través de una Receta Agronómica. Esta deberá contener la información básica y clara para que el operario pueda cumplir los distintos pasos y regulación del equipo.
Otro punto es la verificación técnica anual de los equipos aplicadores. Esto permitirá chequear el caudal de la bomba, sistema de agitación, circuito de filtrado y el caudal arrojado cuyas fallas se traducen en franjas de subdosificación. Además, asegura el mantenimiento de herramientas de seguridad como la cabina presurizada, filtro de carbón activado, etc.
Durante
Llegado el momento de la aplicación, será crucial chequear la calidad del agua. Se debe contar con datos de PH y “dureza” que podría interferir con las mezclas de los productos. En el caso de ser necesaria una corrección de la calidad del agua, esta debe realizarse con antelación.
Vismara destaca la importancia de usar los elementos de protección personal (EPP) durante la carga de productos en el tanque aplicador y de leer detenidamente el marbete para el preparado y dosificación. Las pruebas a escala de la mezcla a aplicar son una herramienta útil para descartar de antemano posibles incompatibilidades de la mezcla.
Las condiciones meteorológicas y la ubicación del objetivo ayudarán a definir cantidad, tamaño y distribución de gotas a lograr. En función de esto, elegiremos el tipo o modelo de boquilla, la presión en el circuito hidráulico del equipo, la altura del botalón y la velocidad de trabajo.
Con respecto a las condiciones del cultivo, Platz advierte que es importante tener en cuenta que si el cultivo sufrió un estrés previo la aplicación puede verse afectada la absorción y traslocación de los productos. En cuanto a las condiciones del ambiente, es fundamental evaluar: temperatura, humedad relativa y velocidad del viento.
Las tarjetas hidrosensibles pueden ser muy útiles en esta etapa para controlar in situ la eficacia de la aplicación.
Al cierre
La tarea no termina al aplicar la última gota. Es importante volver al lote en los 10 a 20 días posteriores a la aplicación para evaluar control y calidad. Llevar un registro de las regulaciones de la maquinaria que se hicieron durante la aplicación puede ser un “ayuda memoria” importante en esta etapa para ajustar mejoras en las próximas aplicaciones.
Al finalizar la jornada de trabajo, habrá que realizar el enjuague del tanque y circuito de aplicación del equipo, así como de la vestimenta. A su vez, es necesario aplicar el triple lavado, perforado y disposición de los envases de fitosanitarios vacíos.
Certificación de procesos
El estándar de Aapresid Agricultura Sustentable Certificada (ASC) es un aliado importante para garantizar aplicaciones eficaces y seguras. Toda empresa que cuente con esta certificación contempla de antemano todos los aspectos mencionados en procedimientos específicos y registrados sistemáticos, lo que ayuda a hacer el seguimiento de cada tarea de aplicación desde la previa, hasta el control final.