El ingeniero agrónomo y productor de cereales, Raúl Eduardo Moya, fue timado por la empresa Cereales del Sur. Acordaron un plan de pago que no cumplieron.
Tras la detención de uno de los directores de la empresa Cereales del Sur en nuestra capital, muchos de los productores salteños afectados por la caída de la empresa, que entró en cesación de pago en 2019, están en completo desacuerdo con la propuesta de pago que realizó el financista detenido Daniel Casanovas.
El empresario agropecuario, imputado por estafas y administración fraudulenta, ofreció a sus acreedores pagar su millonaria deuda, pesificada y en cuotas. Esta propuesta nunca fue aceptada por los más grandes perjudicados, aunque algunos productores urgidos por las deudas contraídas aceptaron sumarse a una convocatoria de acreedores que lleva adelante un juzgado de la provincia de Santa Fe.
En ese sentido, el ingeniero agrónomo y productor de cereales Raúl Eduardo Moya, en diálogo con nuestro medio, aseguró que la propuesta del fallido empresario Daniel Casanovas, quien saltó a la popularidad al ser noqueado en un restaurante de Las Lajitas por uno de sus acreedores, es en realidad una farsa, ya que él, que tiene toda su deuda documentada (entregó varias camionadas de soja a la empresa Cereales del Sur), la empresa le hizo la liquidación conforme a la ley y precio en tiempo y forma y le entregó -entonces- cheques por diferentes montos y fechas como instrumento de pago.
“Yo de esas oficinas salí contento, inmediatamente fui a pagar la agroquímica, maquinarias y vendí un cheque a un banco, sin saber que, uno a uno, vinieron en contra mío. Me vi en la desesperación de cubrir deudas con ahorros y refinanciar a futuro todo lo que podía, sin contar honorarios de abogados, viajes y gastos que me demandó reclamar por lo mío. Por suerte solo le había entregado la producción de un lote de los que arriendo a riesgo propio, por lo que creo trabajé dos temporadas solo para pagar lo que Cereales del Sur se llevó”.
“Denuncié la estafa aquí y también en Santa Fe. Pagué los servicios de un estudio jurídico de esa provincia para que ingresar a una convocatoria de acreedores y llegar a un arreglo, que como era de esperar terminó en otra estafa. Hasta con el síndico de la convocatoria tuve que arreglar, gastar y gastar y ya ve, no cobré nada de nada. Ahora me entero, por el incidente en el restaurante, que Cereales del Sur, cuya planta de acopio y oficinas en Las Lajitas había sido alquilada tras la desaparición de Daniel Casanovas, estaba operando nuevamente como si nada hubiera pasado. Que quede claro, yo hice todo para cobrar mi deuda documentada, en blanco, completamente legal y no cobré ni un solo peso. Es decir, fui doblemente estafado y es seguro que todo aquel que arregle será igualmente tratado, es por eso que voy a ir hasta las últimas consecuencias”, dijo.
Luego agregó: “Hace un tiempo los abogados de Casanovas me transmitieron una oferta casi irrisoria, algo surrealista y me dijeron ‘aceptá, es mejor que nada'”.
“No, no, señores. No solo no acepto, sino que exijo que la Justicia Penal de Salta actúe de inmediato, porque esto es una estafa inmensa y si se va de Salta, aquí no pasó nada”, dijo el ingeniero y productor anteño.
La maniobra
La empresa agropecuaria Cereales del Sur manejaba diversos negocios. Uno de ellos era tomar dólares de ahorristas para inversiones, comprar granos con esos dólares, también adquirió lotes de tierras productivas. Hizo una planta de acopio en Las Lajitas con cargador sobre las vías del Ferrocarril Belgrano y una planta de aceite de soja.
Tras la cesación de pagos, la empresa hizo una propuesta de pago pesificada, lo que causó la ira de decenas de productores, sobre todo de la zona de Anta, poniendo al descubierto la magnitud de las operaciones financieras irregulares y la estafa sobre productores, comerciantes y pequeños emprendedores de Anta, que fueron arrasados por este grupo de empresarios. Cereales del Sur empleó fondos en dólares de ahorristas, a quienes prometía inversiones rentables en esa moneda, con los que se capitalizó y luego salió a comprar granos en divisas. Primero pagó y endulzó a los productores y luego les generó un desfalco millonario. La empresa terminó en convocatoria de acreedores y presentó una oferta de pago en pesos a seis cuotas semestrales actualizadas por tasa pasiva del Banco Nación. La quita real sobre los acreedores es evidente al pesificarse la acreencia de quienes invirtieron dólares y en los productores cuyos granos cotizan en dólares.
Compraba todo, también en negro
Una fuente consultada en El Quebrachal dijo sin ambages que el empresario detenido compraba lo que le ofertaran. Estaba ubicado en un lugar estratégico, con salida por ferrocarril hacia el norte de la provincia y muchos productores les vendieron parte de sus granos por esa razón. Una cuestión de logística sumada al costo de los fletes.
El productor consultado, también damnificado, dijo que detrás de esta empresa operaba gente que compraba en negro grandes volúmenes y quizá allí haya un grupo enorme de gente que no puede cobrar sus acreencias porque no tiene comprobantes, es decir los estafaron dos veces.
La fuente aseguró que lo preocupante es que en toda la zona los robos de granos son una constante, y ese delito tiene mucho que ver con una organización que promueve esta actividad dotando a los delincuentes del agro con cartas de porte apócrifas o falsas con las que sacan esos granos mal habidos de la zona y los transportan a las fronteras, donde también se venden en negro. Allí se cierra el círculo y queda en evidencia por qué hay tantos camiones de granos secuestrados en la línea de frontera del norte provincial. “Lo mismo pasa con el ganado robado en pie”, sentenció el productor pecuario consultado.
Fuente: El Tribuno