La FAO celebra los 21 de mayo la importancia global que tiene este cultivo en distintos aspectos.
¿Sabía que en la mayor parte del mundo se utilizan las mismas dos palabras para referirse al té? Una variante es la que se utiliza en inglés (tea), francés (thé), español (té) y holandés (thee). La otra es una palabra que deriva de cha (en mandarín y cantonés), como chai en hindi, shay en árabe y chay en ruso. Hay una razón interesante para ello.
Ambas palabras tienen su origen en China, país que se considera la “patria del té” y donde se domesticó la planta por primera vez, y provienen del carácter chino: 茶. En mandarín y cantonés, se pronuncia “cha”. Los países del mundo que utilizan la palabra “cha” importaban originalmente el té por tierra, a través de la Ruta de la Seda, desde las regiones del norte de China, donde la pronuncian “cha”.
Sin embargo, en el dialecto que se habla en la provincia costera meridional de Fujian, la palabra se pronuncia “te”. Este puerto es el lugar donde los comerciantes holandeses del siglo XVII compraban té para llevarlo a Europa, trayendo consigo esta pronunciación. Por supuesto, hay excepciones. Pero, por lo general, en cualquier lugar del mundo, es muy probable que sepa pedir una taza de té con solo esas dos palabras.
La etimología del té es solo un elemento de su fascinante legado. Su cultivo y producción han formado parte de culturas en todo el mundo durante siglos. Para celebrarlo, cuatro zonas excepcionales de producción de té han sido designadas Sistemas importantes del patrimonio agrícola mundial (Sipam) por su combinación de paisajes únicos, patrimonio agrícola y métodos de cultivo tradicionales transmitidos de generación en generación.
Agroecosistema tradicional del té Pu’er en la provincia de Yunnan (China): la provincia de Yunnan está considerada como la cuna del té a nivel mundial. El agroecosistema del té Pu’er, en Yunnan, es la mayor zona del planeta de plantaciones forestales de té, en donde se cultivan juntas muchas plantas de té simulando un ecosistema forestal, creado por pasadas generaciones de aldeanos hace miles de años y cultivado con métodos tradicionales. El sistema es rico en diversidad biológica y cultural y está compuesto por poblaciones de viejos árboles de té silvestres y antiguas plantaciones de té.
Las comunidades locales cultivan el té en equilibrio con otros productos necesarios para su sustento y alimentación. Los bosques de té cultivados suelen tener tres capas: la capa de árboles, la capa de plantas y arbustos de té y la capa de hierba. El estrato arbóreo está formado por altos árboles naturales que ofrecen sombra y protección contra los elementos, mientras que el estrato de plantas y arbustos de té constituye una fuente de ingresos para los agricultores. El estrato herbáceo contiene hierbas naturales, al tiempo que alberga cultivos de cereales y hortalizas.
El control de plagas se realiza con métodos naturales que incluso ayudan a mejorar el sabor del té. Las comunidades locales cultivan algunos árboles, flores, frutales y hortalizas en las plantaciones.
Sistema de cultivo de jazmín y té en Fuhzou (China): las plantas de jazmín y los árboles de té suelen crecer en entornos diferentes, pero debido al microclima diverso y a las laderas montañosas de la zona de Fuhzou, el paisaje permite que se den ambos. Este ecosistema único hace que el té esté perfumado de forma natural con jazmín, un método desarrollado en esta zona hace más de 1 000 años y que continúa hasta hoy.
El sistema de té de jazmín es una de las principales fuentes de sustento de la comunidad local y el ecosistema en el que crece favorece el desarrollo de diversos cultivos. En la zona se producen setas, té de jazmín, leche y carne, gracias a los árboles de jazmín y té que mejoran la conservación del agua y el suelo de muchas maneras. Los árboles de jazmín también protegen de las inclemencias meteorológicas. Plantados en las llanuras y riberas de los ríos, impiden que la lluvia inunde directamente las riberas, mitigando la erosión del suelo y del agua.
Sistema integral tradicional de té y pastizales en Shizuoka (Japón): la prefectura de Shizuoka es la mayor región productora de té del Japón, con una producción anual cifrada en unos 293 millones de dólares (31 900 millones de yenes). Alrededor del 78 % de los agricultores de la zona dependen del té para obtener ingresos. La zona es conocida por su té al vapor, que tiene un aroma inconfundible y un color verde intenso.
Los cultivadores de té también utilizan campos compartidos, llamados chagusaba, para cultivar y recolectar hierba natural que luego se corta y esparce por el campo de té para mejorar el manejo del suelo y la calidad del té. Algunas chagusaba son comunales, y en ellas las comunidades pueden recuperar los recursos de hierba cuando lo necesitan, mientras que otras chagusaba se gestionan de forma más estructurada. Esta ordenación de los pastizales seminaturales contribuye a aprovechar la biodiversidad. Una tradición complementaria llamada yui, que es el conjunto de normas sociales que guían a la comunidad agrícola local, ha mantenido las chagusaba mediante la cooperación entre las comunidades locales. Los campos de chagusaba y té se distribuyen en forma de mosaico creando un paisaje extraordinario.
El té se ha plantado en las laderas de las montañas, donde la producción de cereales y hortalizas era difícil, y la chagusaba se ha creado en zonas de pendiente pronunciada, donde incluso el cultivo del té era complicado.
Sistema agrícola tradicional del té de Hadong en Hwagae-myeon (Corea): el sistema agrícola tradicional del té de Hadong fue creado por las comunidades locales basándose en 1 200 años de adaptación al árido entorno de la montaña de Jiri. Más del 90 % de la zona de Hwagae-myeon es un terreno montañoso y escarpado con frecuentes inundaciones durante la temporada de los monzones, lo que dificulta mucho las actividades agrícolas estables. La población de Hwagae depende del cultivo del té en lugar de los arrozales para ganarse la vida.
Durante los últimos 1 200 años, las plantas de té de Hadong se han adaptado al duro entorno, reproduciéndose por medio de los insectos y el viento, lo que ha dado a los campos de té su diversidad genética. Los campos de té alrededor del arroyo Hwagae, al pie de la montaña, conviven en armonía con el entorno natural, manteniendo una gran biodiversidad. Las especies de té tradicional de Hadong son numerosas, lo que fomenta la diversidad biológica de la zona. Los bosques y ríos dan cobijo a diferentes especies de animales y plantas autóctonas de la zona de la montaña de Jiri.
El té en el mundo
El té ha viajado por todo el mundo a lo largo de los siglos, desde sus orígenes en China hace miles de años hasta su condición de producto básico para muchos hogares en la actualidad. La producción y elaboración del té es una de las principales fuentes de sustento para millones de familias en los países en desarrollo, y proporciona ingresos a otros millones de familias pobres que viven en diversos países menos desarrollados. La producción de té es vital para la lucha contra el hambre, la reducción de la pobreza extrema, el empoderamiento de las mujeres y el uso sostenible de la tierra. Por ello, las Naciones Unidas designaron el 21 de mayo como el Día Internacional del Té, para celebrar la producción de té y sensibilizar a la opinión pública sobre su importancia para el desarrollo rural, los medios de vida sostenibles y su contribución a la seguridad alimentaria y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En Argentina, una producción de punta
El Ministerio del Agro y la Producción de Misiones destaca que la producción de té es un sector productivo que fortalece los procesos de valor agregado en origen y el desarrollo de la agroindustria, posicionando a nuestro país en mercados internacionales con un producto de calidad. Actualmente, Argentina produce, industrializa y vende té al mundo. “La tierra de la diversidad biológica y cultural, la más al sur del planeta, produce un té con alta concentración de polifenoles, esenciales para la salud humana, y con certificaciones de excelencia en su producción y elaboración”, dicen.
A nivel país, Misiones concentra el 95 % del cultivo de Camellia sinensis y con esta planta elabora diferentes variedades de té (negro, verde y rojo) que son comercializados a granel, en saquitos y en hebras. En Argentina, existen 39.800 hectáreas de té, de las cuales casi 38.000 se encuentran en Misiones y cerca de 1.800 en Corrientes. Misiones logró ser pionera con una característica singular: la mecanización de todo el proceso, con lo cual se potencia otra industria, la de la metal mecánica.
La participación de la Argentina en el mundo es especialmente significativa en el segmento del té negro a granel con el 2,7 %. Anualmente, en el país se producen aproximadamente 80.000 toneladas de té, lo que representa el 90 % de la producción total del continente americano. El té argentino atravesó muchas etapas en su historia que comenzó en 1923 cuando el sacerdote Tijón Hnatiuk llegó de Ucrania a Colonia Tres Capones, en Misiones, y trajo como regalo a su familia un paquete de semillas de Camellia sinensis. La historia está cargada de momentos de auge en la producción, de cambios en la industrialización y de búsquedas de nuevos mercados para su comercialización.
Exportación y mercados
Actualmente, el 90 % de la producción de té argentino está destinado al mercado externo y su volumen representa casi el 2 % del consumo mundial. El principal destino es Estados Unidos, que compra el 70 % de la producción y lo utiliza en su tradicional bebida: Ice Tea (té helado).
Otros destinos importantes son Chile, Polonia, Rusia, Alemania; seguidos por Reino Unido, India, Malasia y otros 30 países. Este escenario representa un gran desafío para los productores e industriales misioneros. No se trata solamente de sostener estos mercados en un mundo cada vez más competitivo, sino también de encontrar nueva demanda. En ese camino, el Consorcio de Exportación de Té realizó una misión comercial a principio de este año al país que más importa este producto: Pakistán.
En tanto, durante el año 2019, este consorcio incrementó un 100 % el volumen exportado con respecto al 2018. Además, se diversificaron los destinos: Malasia, Rusia, Polonia, Perú, España y República Checa.
Misiones también cuenta con grandes empresas exportadoras, Don Basilio, El Vasco, Casa Fuentes (de capital internacional) y Las Treinta. La producción misionera debe competir con grandes productores como China y otros emergentes con mucha tradición como Vietnam.
Conseguir nuevos mercados y sostener los conquistados, son algunos de los principales desafíos para el sector. En este sentido, se viene trabajando con certificaciones de sustentabilidad: el 45 % de las plantaciones de Misiones, es decir unas 17.111 ha, están certificadas bajo normas de producción sustentable, con responsabilidad social, ambiental y económica.
Té gourmet
En los últimos años cobró impulso el té gourmet que permitió el despliegue de vínculos con el mercado nacional. En este camino, también se destaca “La Ruta del Té”. Esta iniciativa conjuga la delicadeza de la infusión, los avances tecnológicos en la industria y la cultura que enlaza tradición con la histórica empresa Don Basilio (fundada en 1931). Desde este espacio se impulsa al té no sólo como un producto, sino como una experiencia como destino turístico y gastronómico.
Por otra parte, el programa Cocina Misionera, del Ministerio de Turismo de Misiones, lleva adelante el desarrollo del “Camino del Té”, una propuesta para señalar y visitar establecimientos tealeros, y conocer la cadena de elaboración de la infusión junto a los productores, anfitriones en sus propias chacras. Cocina Misionera trabaja en distintas acciones de promoción para otorgar mayor visibilidad al “terroir” propio del té negro misionero, caracterizado por su sabor, su origen y su gente, un producto turístico.
Producción en Misiones
En Misiones, existen actualmente más de 5.000 productores de té, 5 Cooperativas y 60 Pymes tealeras que cuentan con plantas elaboradoras. Este desarrollo tiene su epicentro en las localidades de Oberá y Campo Viera que es la Capital Nacional del Té. Pero su producción se extiende por casi todos los municipios de la zona centro de la provincia (25 de Mayo, Cainguás, Guaraní, San Pedro, Leandro N. Alem y San Javier). El sector primario de este producto plantea también algunos desafíos entre los cuales se encuentran la búsqueda de mejores precios, el agregado de valor y la integración de la cadena productiva como objetivos fundamentales.
Pioneros en tecnología
El sector tealero argentino está posicionado como vanguardia a nivel mundial en el uso de tecnología en cosecha, transporte y descarga. Las fábricas poseen maquinaria donde se ha automatizado todo el proceso de elaboración desde el marchitado, enrulado, fermentado, secado y tipificado, brindando inocuidad al producto final. Toda esta tecnología y maquinaria para producción y envasado se construye en el país por pequeñas empresas metalúrgicas. El desarrollo es tal, que estas maquinarias se exportan a otros países productores de té.
El último proyecto de mayor innovación, concretado hace pocos años, fue impulsado por el Clúster del Té logrando la modernización de la máquina cosechadora de té a granel, transporte y descarga.
El té que se produce en Misiones es reconocido a nivel mundial por su color, su inocuidad y por permanecer traslúcido en infusiones frías como el Ice Tea. En este aspecto, también se desataca al sector tealero en su vínculo con las instituciones que promueven el desarrollo de conocimiento científico para el fortalecimiento de la agroindustria.
En base a los estudios realizados por la UBA, la UNaM, el INTA y recientemente el INTI, a través de un estudio denominado “Caracterización del Té”, se ha determinado un alto contenido en polifenoles en el té argentino lo cual le confiere un alto poder antioxidante, beneficioso para la salud humana. Los polifenoles son sustancias que se encuentran en las plantas y en determinados alimentos. Aportan muchos beneficios para actuar, especialmente, contra los radicales libres, siendo perfectos antioxidantes naturales.