Cifras y análisis de FADA demuestran que venderle al mundo es necesario para la vida diaria y moviliza al desarrollo del país.
Una nueva edición del “Monitor de Exportaciones Agroindustriales”, un estudio de FADA (Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina), revela datos que suelen ser desconocidos y que demuestran el papel necesario de las exportaciones para nuestro país.
El Monitor de FADA arroja que la cadena de la carne de vaca genera más de 100 mil empleos en su circuito de exportación. “Este es sólo un ejemplo, ya que la creación de puestos de trabajo se replica en todas las cadenas agroindustriales e implica empleos de distintos tipos”, afirma Nicolle Pisani Claro, economista de FADA. “Cuando se habla de lo que exporta la agroindustria, hay que visibilizar que no es una actividad inherente sólo al campo o la industria, abarca y beneficia directa o indirectamente a la mayoría de nuestras familias”, agrega.
“Por ejemplo, para vender al exterior carne vacuna, uvas y trigo, se generan más de 300.000 puestos de trabajo. Sin las exportaciones, todos esos trabajadores y sus familias no tendrían ingresos para vivir. A su vez, esos ingresos permiten consumir otros bienes y servicios de la vida diaria donde hay miles y miles de puestos de trabajos más, que sostienen a otras miles y miles de familias”, aporta David Miazzo, economista Jefe de FADA.
El informe también revela que en 96 países disfrutan nuestros vinos, uvas y derivados y que con nuestro maíz llegamos a 89 países. Además, estamos presentes en las picadas y comidas de más de 65 países con nuestro maní, aceite y derivados. “Es un orgullo estar en esta infinidad de países, pero más importante aún es reparar en los empleos argentinos que involucra venderle a otros países”, destaca Pisani Claro.
“Desde el campo hasta llegar a otros países, el producto o derivado pasa por distintos rubros dando empleo tanto a las zonas rurales como a las ciudades. Por ejemplo, trabajadores del campo, del comercio que vende los insumos, los del transporte, la industria, estaciones de servicio, el puerto y la aduana. En el medio también se necesitaron ingenieros agrónomos, veterinarios, contables, administrativos, personal de mantenimiento y limpieza, de servicios de tecnología, etc. Además de los empleos indirectos que derivan de cada uno de los rubros nombrados”, detallan los economistas de FADA.
No sólo son números
Las exportaciones agroindustriales de los últimos meses fueron el 69 % de las exportaciones totales del país. Es decir, 7 de cada 10 dólares entran al país por las ventas al mundo. En dinero, fueron más de 38 mil millones de dólares que ingresaron. “Para nuestras familias parecen cifras lejanas, pero el punto clave es que en empleo fueron otros miles de trabajadores que obtienen nuevos empleos o mantienen sus puestos de trabajo gracias al circuito de exportar”, apunta Miazzo.
De los más de 38 mil millones de dólares generados de esas ventas agroindustriales, el 68 % provienen de las cadenas granarias, 16,5 % de economías regionales, 9,5 % carnes, 3 % lácteos y 3 % de otros productos. “En todos esos complejos hay un repertorio inmenso que va desde granos, yerba, pesca, frutas, lana, lácteos y mucho más, que se produce en cada rincón de nuestro país, haciendo al agro una actividad federal que genera riqueza productiva en cada rincón del país”, explica Pisani Claro.
“Los complejos que elegimos para analizar siguieron dos criterios: por un lado, que sean significativos en cuanto a volumen de exportaciones, pero, por otro, lo que representa para una región en particular. Por poner un ejemplo, el té representa el 0,3 % de las exportaciones del país, pero cuando uno ve lo que representa esta producción para el NEA, es indudable que hay que estudiarlo. De esto se trata la visión federal que mantiene este trabajo”, afirma la economista.
“Esto tira abajo uno de los mitos en torno a este tema, demostrando que exportar no empobrece ya que, por el contrario, es riqueza productiva generando más riqueza para la economía a lo ancho y largo del país”, refuerza Miazzo.
Para nosotros y el mundo
En relación con el miedo o mito de que se va todo afuera, el estudio revela que la capacidad y el volumen de producción de Argentina alcanza para abastecer la mesa de cada argentino y, a su vez, que nuestros productos estén en los hogares de más de 160 países. “Nos alcanza para las dos cosas, por poner un par de ejemplos: consumimos 50 kg de carne de vaca por persona al año, por ende, estamos abastecidos y a la vez nos alcanza para exportar el 29 % de la producción. Con el trigo pasa algo similar, consumimos 72 kg por persona al año y exportamos el 59 % de la producción de trigo. Una cosa no quita a la otra. Argentina no tiene un problema de producción de alimentos sino un problema de distribución y acceso económico a los alimentos”, afirma Pisani Claro. “Por lo que lo más importante es producir más y exportar más para generar más empleo”, agrega Miazzo.
¿Qué puesto ocupamos en el mundo?
Este Monitor que se define como “el explorador de los complejos agroindustriales”, presenta un podio de la posición de Argentina en el mercado mundial que marca que somos el primer exportador mundial de yerba, aceite y harina de soja, maní y jugo de limón. Segundos de maíz. Terceros en exportar peras, porotos y soja. Somos cuartos en aceite de girasol, leche en polvo, té, camarones y langostinos. Estamos quintos en exportación de lanas y carne de vaca. Y la lista sigue, ya que el estudio analiza 20 cadenas agroindustriales.
“Respecto a la medición anterior, hubo ciertas “escaladas” en el ranking, es el caso de la carne de cerdo, con la cual pasamos del puesto 25° al 11°, también la leche en polvo, con la que pasamos del 5° al 4° puesto o los limones, con los que estábamos en el puesto 7° y pasamos ahora al 6°”, confirma Nicolle Pisani Claro, economista de FADA.
De los 20 complejos analizados, aumentaron las exportaciones de carne de cerdo (71 %), maní (27 %), lácteos (23 %), yerba (7 %), legumbres (2 %), maíz (2 %), peras y manzanas (2 %).
Los economistas de FADA también explican por qué todos necesitamos de las exportaciones a diario en nuestras casas. “Porque cuando vendemos afuera granos, carne, frutas, legumbres, etc., entra el dinero que necesitamos para poder comprar lo que no producimos acá”, dicen, y agregan que “muchas de las cosas que consumimos cotidianamente no las producimos nosotros, entonces necesitamos que lo demás países nos compren nuestros granos, aceites, vinos, lanas, carnes, para que entre ese dinero que luego utilizamos poder tener Netflix, autos, ropa o poder viajar”.
Además, con esas divisas que entran, se hace posible que operen otros rubros que necesitan de los dólares que genera el agro. De esta manera, se van generando miles y miles de puestos de trabajo en ámbitos industriales que de otra forma no podrían operar.
“Mientras más se exporte, junto a otros aspectos, ayuda a evitar crisis. ¿Cómo? El exportar más, colabora en evitar que nos quedemos sin dólares, lo que disminuye el riesgo de devaluaciones y ayuda a no endeudarnos”, afirman desde FADA.
“Con las exportaciones nos beneficiamos todos los argentinos, porque nos aportan a cada uno de nosotros empleo, mejores servicios, infraestructura, salud, etc., ayudan a evitar crisis y permiten la llegada de productos que no elaboramos acá”, concluyen.
Para FADA, el “Monitor de Exportaciones Agroindustriales” se presenta como una herramienta que nos permite visualizar de manera rápida el gran potencial exportador de nuestra Argentina: qué producimos, para quiénes, cuánto nos compran, en qué nos beneficia producir para nosotros y para el mundo. “Hay múltiples mitos en torno a los beneficios o perjuicios de las exportaciones y el estudio de FADA aporta a echar luz con datos y análisis”, aseguran.