En una entrevista publicada en El Tribuno Campo, Juan José Grigera Naón, presidente del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva), realizó un balance de las actividades de la entidad.
La Academia de Agronomía y Veterinaria premió al Ipcva por sus aportes a la ganadería argentina. Es bueno tener este tipo de reconocimientos, ¿no?
Sí, es un reconocimiento a la trayectoria del Instituto, a todos los Concejos de representantes que tuvo, a los presidentes, a los funcionarios que trabajaron, y lleva a reafirmar que uno va por el buen camino.
Desde su creación el Ipcva tuvo un proceso de maduración y transformación, en el que fue definiendo su trabajo en el plano internacional y en el mercado interno.
Sí, eso se debe a la seriedad con la que se trabajó en el exterior y en el interior. Trabajando dentro de nuestro país en hacer lo eventos lo más federales posible y haciendo que todas las posiciones que tomó el Instituto en defensa del producto fueran basadas en ciencia y en técnica, resaltando que es un Instituto es eminentemente técnico.
Usted tiene un perfil muy técnico, ¿qué pudo transmitirle al Instituto en el tiempo que lleva de gestión desde el punto?
A cada presidente le ha tocado realidades distintas durante su mandato y hay que reconocer que todos supieron responder y estar a la altura de los acontecimientos. Dicho esto, por mi perfil o trayectoria -que no va en desmedro de ningún presidente anterior-, enfaticé que todas las posiciones del Instituto se basen en ciencia y técnica. Particularmente a las amenazas al producto -como las cuestiones de sustentabilidad; bienestar animal; el mal nombre que le quieren dar algunos sectores a la carne, que derivan en veganismo y vegetarianismo- hemos respondido con estudios hechos por la Red de Seguridad Alimentaria del Conicet y ahora un estudio sumamente importante encargado al INTA y el INTI; eso le da una seriedad y solidez a nuestras afirmaciones, que no hay argumentos lógicos en contra, sino para defender nuestros productos puertas adentro como en los foros internacionales.
¿Esos son los grandes desafíos del Ipcva a futuro?
Esos son algunos de los desafíos, particularmente, para defender el producto en el mercado externo, donde fácilmente estas cuestiones se pueden transformar en barreras pararancelarias que responden a otro tipo de intereses: económicos o sectoriales en distintos lugares del mundo.
Y puertas adentro, el desafío es acercarse a la juventud. Hemos desarrollado en el último año los encuentros de jóvenes donde llegamos a una parte de nuestra población que no había sido correctamente escuchada y atendida. Los encuentros se basan fundamentalmente en indagar qué es lo que la juventud necesita, cuáles son sus temores, cuáles creen que van a ser los desafíos a los que se van a tener que enfrentar cuando sean dirigentes o productores; entonces, en base a eso diagramamos estos encuentros que culminan como reuniones muy divertidas y de camaradería.
¿Qué están recogiendo de estos puntos de encuentros?
Para empezar, el reconocimiento al Instituto, porque los jóvenes son políticamente incorrectos y si algo no les gusta, lo dicen o se van. Entonces, cuando uno tiene 400 a 500 jóvenes que están, desde la mañana hasta última hora de la tarde, atendiendo las acciones o actividades que se están desarrollando, quiere decir que el mensaje está llegando y hay un reconocimiento.
La ganadería en Argentina tiene muchísimo más para dar en producción. ¿Es una producción para el Instituto?
Hay dos aspectos técnicos que tenemos que mejorar. Uno es la cantidad de terneros destetados, aunque eso mejoró un poco en los últimos tiempos. El otro es aumentar el precio promedio de faena, que también tuvo un aumento marginal, pero no son los grandes pasos que deberíamos dar.
Si bien siempre se pone a la República Oriental del Uruguay como ejemplo, en lo que hace a aspectos reproductivos ellos tienen algunos indicadores inferiores a los nuestros; no así en el peso promedio de faena, en lo que ellos avanzaron considerablemente, ahí tenemos que mejorar.
Están las medidas técnicas, pero también está el contexto desfavorable de nuestro país, con un alto índice de inflación y todas las cuestiones que conocemos que también atentan ante inversiones a largo plazo, como lo es la ganadería, hoy estoy planificando una cría que va a aparecer en el plato en 2 años y medio, con suerte.
Uno ve que el productor ganadero invierte, pero parecería que las inversiones no siempre están apuntadas a cuestiones importantes como la sanidad…
Eso es cierto. El aspecto sanitario es indudablemente importante, pero creo que lo que hace fundamentalmente al destete de terneros es más que todo una cuestión de comida; es decir, la alimentación de la vaca es fundamental y, a veces, ahí está el cuello de botella, estamos transitando por el tercer año de una sequía muy importante. Eso no quiere decir que no haya que encarar a mediano plazo las mejoras correspondientes.
El ganadero tiene una voluntad y una resiliencia que yo me saco el sombrero.
La post pandemia le trajo mucha actividad al Ipcva, ¿qué balance hace al respecto?
El balance es sumamente positivo. Hemos atenido los principales mercados. En China -que se sigue llevando el 75 % de nuestras exportaciones, dentro de lo posible por las restricciones de COVID que tiene- estuvimos presentes en redes sociales y en canales de comercio electrónico.
En Estados Unidos tenemos una cuota de 20 mil toneladas en la que vendíamos recortes con un bajo porcentaje de grasa, que ellos usaban para sus hamburguesas, la estamos transformando en un mercado de venta de cortes; o sea, aumentando el valor por unidad exportada, lo que implica otro tipo de promoción, mucho más intensa y directa, por lo que estuvimos en tres eventos importantes en ese país.
Volvimos a Europa al evento más importante del mundo, que fue la feria de alimentación SIAL en Paris, con bastante éxito con un stand de 1000 metros cuadrados, el más grande del sector carne, con 33 empresas que estuvieron muy activas, a pesar de una situación comercial no muy favorable a nivel internacional por la caída de los precios debido a la salida de la pandemia y los altos niveles de inflación para los países importadores, y en Europa el efecto de la guerra y el aumento de la energía, que incidió en el bolsillo de los consumidores. Pero aparecieron mercados nuevos, menores, pero que sirven como Azerbaiyán, Filipinas y Chipre.
Siempre se buscan salidas y oportunidades que no se desaprovechan, en un contexto difícil y sumando a eso las restricciones que tenemos a la exportación de carne bovina e incluso las retenciones, que nuestros competidores no las tienen, y el tipo de cambio.
Por: Belisario Saravia Olmos, editor de El Tribuno Campo
Fuente: El Tribuno Campo