El evento más importante del sector biotecnológico volvió a la presencialidad luego de tres años y reunió a experimentadas empresas biotecnológicas con las jóvenes y potentes promesas argentinas.
Con el auditorio y las salas 1 y 2 del Centro Cultural de la Ciencia colmado por empresarios, emprendedores, funcionarios y sobre todo estudiantes curiosos por saber qué está pasando en la industria, la Cámara Argentina de Biotecnología (CAB), organizadora del encuentro, celebró la 9na edición de la BioArgentina bajo el lema “Creamos Futuro”, donde se intercambiaron experiencias, ideas y propuestas acerca del impacto de la biotecnología en la agroindustria, la convergencia tecnológica, la salud y los alimentos.
Durante la apertura del evento, el presidente de la CAB y CEO de Bioceres, Federico Trucco, remarcó el crecimiento del sector (la entidad representa a más de 110 empresas argentinas, startups, Pymes y grandes empresas de origen nacional) y destacó el dato de que el 50% de las startups biotecnológicas argentinas están lideradas por mujeres. Trucco también ponderó la presencia del ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, Daniel Filmus, y del presidente de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, Fernando Peirano, con quienes se trabaja en conjunto en la articulación público-privada para el Plan de Ciencia 2030 y el marco normativo de fomento al sector.
En su intervención, Filmus señaló que la principal estrategia del ministerio es “transformar a la ciencia y la tecnología en una política de Estado” y evitar “un problema histórico de políticas pendulares que nos impide implementar políticas de mediano y largo plazo y en materia de ciencia y tecnología nada se puede hacer de un día para el otro”. Por su parte, Peirano consideró como “muy importante esta reunión porque lo que se ponga en valor luego tiene un efecto amplificado en nuestra economía, en un sector que hoy es federal, creativo y público-privado: tres elementos que nos parecen siempre clave cuando apostamos a tender un puente entre la ciencia y la producción”.
BioArgentina 2022 estuvo repartida en cuatro paneles. Durante el primero, moderado por Trucco, Javier Goñi (Ledesma), María Eugenia Farías (Punabio), Guadalupe Murga (Sylvarum), Carlos Pérez (Bioheuris), Ana Indart (Elytron) y Enrique López Lecube (Bioceres), repasaron las principales aplicaciones e integraciones en la Agroindustria que se producen en el marco del ecosistema biotecnológico argentino. Aportes que, además, tienen un foco en la sostenibilidad, la seguridad alimentaria, la conservación de la biodiversidad, la reducción del impacto ambiental y el uso eficiente de los recursos.
Moderado por Matías Peire (Co-fundador de GridX), el segundo panel tuvo como eje la Convergencia Tecnológica y fue protagonizado por Elizabeth Tapia (Argentag), Andrés Poeylaut (Terragene), Daniel Sammartino (Kheiron), Enzo Zamboni (Diagramma), Tomás Silicaro (Bioeutectis) y Román Ortega Bianchi (Stamm). La aplicación directa de nuevos desarrollos en esquemas productivos, la importancia de la ciencia aplicada, los desafíos de la adaptación de nuevas prácticas y la experiencia acumulada en el plano industrial para la mejora continua de procesos industriales y el abastecimiento y producción de alimento fueron parte de un debate con muchos matices técnicos enriquecedores.
Por su parte, del panel de Salud participaron Esteban Corley (mAbxience), Rosana Gariglio (Weiner Lab), Gabriela Gutiérrez (Microgénesis), Rubén Salim (Untech), Martín Vázquez (Héritas) y Mariano de Elizalde (Biosidus), con la moderación de Sebastián Bagó. El impacto de la pandemia, los desafíos en términos de capacidad instalada para la producción de insumos, la oportunidad de la Argentina para posicionarse en una rama más que dinámica de la biotecnología y la aplicación directa de los avances para mejorar la calidad de vida como la identificación de nuevos medicamentos, el diseño de nuevas vacunas, la utilización de terapias génica y nuevas herramientas de diagnóstico, fueron algunos de los conceptos vertidos durante la conferencia.
Por último, el cuarto panel estuvo centrado en cómo la biotecnología puede ayudar a mejorar y eficientizar los procesos de producción alimentaria, reduciendo el impacto del uso del agua, de pesticidas -incluso evitándose-, la fabricación de carne en laboratorio a partir de células, la incorporación de nuevas técnicas para reemplazar sintéticos por ingredientes naturales y la instauración definitiva de la sostenibilidad como demanda del público consumidor. Con la moderación de Graciela Ciccia (directora de Innovación y Desarrollo Tecnológico en Grupo Insud), participaron Silvina Lebiecki (Arcor), Josefina Craveri (BIFE), Julia Fariña (Nat4Bio), Silvana Spinelli (Kresco RNAtech), Ricky Cassini (Michroma) y Agustín Belloso (Tomorrow Foods).
Al finalizar, en el ya tradicional cierre de Graciela Ciccia, coordinadora General de CAB Startup señaló el cambio de paradigma que se está produciendo en el sector, con respecto a la forma colaborativa de este joven ecosistema biotech que a modo de analogía con los artistas urbanos del trap co crean y generan grupos colaborativos mucho más flexibles para lograr mayor impacto global. Luego de la foto con el auditorio colmado, hubo un brindis y cóctel donde todos los participantes pudieron intercambiar ideas y contactos, experiencias y desafíos para un sector pujante e innovador que busca seguir creciendo en la Argentina.
Los números del sector
En 2021 los socios de la CAB generaron ventas por 722 millones de dólares, exportaciones por 216 millones de dólares. Además, emplearon a 18.200 personas, con más de 650 profesionales haciendo investigación y desarrollo en Argentina desde el sector privado.
El sector se caracteriza por su alta inversión en actividades de investigación y desarrollo que en ese mismo año alcanzaron un 4,6% de sus ventas, lo que representa un indicador tres veces superior a la media de la industria manufacturera según la Encuesta Nacional de Empleo e Innovación (Endei).
Durante el período 2019-2021, las empresas de la CAB desarrollaron 75 proyectos de innovación en articulación con Conicet, las universidades nacionales, así como también con startups nacionales y otras empresas del sector.