El proyecto de la Fundación ProYungas, junto con Aapresid y la Fundación Moisés Bertoni fue uno de los 7 seleccionados en Latinoamérica para ser financiado por el Land Innovation Fund.
El Gran Chaco es una de las regiones forestales más grandes de América Latina, donde la expansión de la frontera agrícola amenaza la conservación de la vegetación nativa y compromete el balance de carbono, con impactos ambientales y económicos negativos para la región y el mundo entero.
En este contexto, el Land Innovation Fund (LIF) apoya el desarrollo de iniciativas que promuevan una cadena de suministro de soja sustentable, libre de deforestación y conversión de vegetación nativa en tres biomas prioritarios en América del Sur: Cerrado, Gran Chaco y Amazonas. En septiembre de 2021 lanzó su segunda ronda de Financiamiento para Proyectos de Innovación en América del Sur.
El proyecto presentado por la Fundación ProYungas, en alianza con la Asociación Argentina de Productores de Siembra Directa (Aapresid) y la Fundación Moisés Bertoni, de Paraguay, fue uno de los 7 seleccionados entre 47 postulantes de todo Latinoamérica que recibirá la financiación del LIF para su ejecución.
Este proyecto de 3 años tiene dos grandes ejes de trabajo: por un lado, la adopción de buenas prácticas agrícolas y, por otro, la conservación y restauración de la vegetación nativa en fincas de soja del Gran Chaco, contribuyendo a la mitigación del cambio climático, la valorización del bosque en pie y la generación de nuevas oportunidades de negocios en línea con la creciente demanda internacional de producción agrícola sostenible y libre de deforestación.
Para su implementación, el proyecto se apoyará en más de 10 años de experiencia del Programa Paisaje Productivo Protegido (PPP) de Fundación ProYungas, el cual también es llevado a cabo en Paraguay por la Fundación Bertoni, y del Programa Sistema Chacras de Aapresid.
El PPP es un modelo de gestión del territorio a escala de paisaje que permite integrar la producción con la conservación de la naturaleza y de los servicios ecosistémicos asociados, en un contexto de sustentabilidad ambiental y promoción social.
Por su parte, Aapresid aportará su experiencia en la implementación de una metodología de experimentación a campo, donde los productores trabajan codo a codo junto a científicos en la búsqueda de modelos de producción sustentable adaptados a cada realidad productiva.
Las acciones se llevarán adelante en cinco sitios piloto del bioma Gran Chaco -tres en Argentina y dos en Paraguay-, abarcando una extensión mínima de 50.000 hectáreas. Las fincas serán seleccionadas en base al aporte y la experiencia de Aapresid, en Argentina, y la Fundación Moisés Bertoni, en Paraguay; fomentando el trabajo conjunto entre diferentes Organizaciones de la Sociedad Civil y productores agropecuarios.
Si bien el foco estará puesto en los sistemas productivos sojeros, se buscará combinar los espacios con la persistencia de espacios silvestres y otros usos, promoviendo esquemas de paisaje combinado, destacó Sebastián Malizia, gerente del proyecto y director ejecutivo de ProYungas.
Dentro de las acciones a llevar adelante, se cuantificará la huella de carbono de la actividad productiva, se evaluará el stock de carbono de la vegetación nativa y de los suelos agrícolas, se desarrollarán proyectos de compensación de emisiones de carbono del área de vegetación nativa, con acreditación internacional, y se desarrollará una plataforma online que garantice la transparencia y contribuya a la difusión.
“El Gran Chaco es el hábitat de una gran variedad de especies animales y vegetales, en un territorio ocupado por varios pueblos originarios de enorme diversidad e importancia cultural. Sin embargo, la región es también una de las áreas ambientalmente más vulnerables de América Latina. Las iniciativas seleccionadas para el bioma estimulan el diálogo entre múltiples voces en la agenda de sostenibilidad y buscan soluciones en sinergia que contribuyan al desarrollo agrícola sostenible, a la mitigación del cambio climático y a la valorización del bosque en pie en la región”, sostuvo Carlos Quintela, director del LIF, durante la ceremonia de anunciamiento de los proyectos beneficiados.
El agregado de valor a las buenas prácticas será uno de los grandes desafíos a lograr, buscando vincular a los productores con certificadoras internacionales que les permitan acceder a mercados de bonos de carbono.
El proyecto apunta a la sustentabilidad en todos sus ejes. Sólo a través de las alianzas entre el sector productivo y la sociedad civil, es posible producir de forma rentable, al mismo tiempo que se contribuye a la conservación de la naturaleza en la región donde los mismos productores están insertos.