El presidente Alberto Fernández aspira a cerrar un acuerdo económico-político con aceiteras y molinos durante esta semana.
Alberto Fernández no tiene intenciones de librar una guerra ideológica con el campo y busca una diagonal política que le permita evitar que la vertiginosa suba de los commodities por la invasión de Rusia a Ucrania impacten en los precios internos y aceleren los niveles inflacionarios de la Argentina. “El escenario bélico afectó el precio de los granos y alimentos y China acopiando granos hizo subir todos los precios. Eso nos obliga a buscar una solución que permita desacoplar los precios internos de los internacionales. Estamos avanzando en conversaciones y tratando de desacoplar los precios”, explicó el presidente en la Casa Rosada cuando le preguntaron qué negocia con el sector agropecuario.
Alberto Fernández pretende cerrar un acuerdo económico-político con aceiteras y molinos antes que concluya esta semana. Julián Domínguez, ministro de Agricultura y Ganadería, Martín Guzmán, ministro de Economía, y Matías Kulfas, ministro de la Producción, son los protagonistas principales de una negociación que será trabajosa y aún tiene final abierto.
En la quinta de Olivos, el jefe de Estado mantuvo un extenso cónclave con Domínguez, Guzmán y Kulfas para analizar el impacto que tiene la guerra de Rusia contra Ucrania en el precio internacional de los alimentos. Guzmán -con información clave recogida en Houston- hizo referencia a la denominación “inflación de alimentos” y comentó la decisión estratégica de China vinculada al acopio de trigo.
En este contexto geopolítico, la conclusión en Olivos fue que, si Xi Jinping decidió acopiar trigo para garantizar la seguridad alimenticia de China, la guerra lanzada por Vladimir Putin será larga y con un fuerte impacto en los precios de los alimentos y su cadena de producción y transporte global.
“No hay batalla ideológica, ni 125. Mi idea es cerrar un acuerdo con el campo y evitar la suba de retenciones”, aseguró el presidente frente a la movilización de la Mesa de Enlace, que recuerda las controvertidas decisiones agropecuarias de Cristina Fernández de Kirchner cuando ocupaba Balcarce 50.
Eduardo “Wado” de Pedro es un nexo político que permite intercambiar datos reservados entre los funcionarios ligados a Cristina y los ministros que responden a Alberto Fernández. El ministro Domínguez tiene confianza en Wado de Pedro y le comentó durante un viaje en helicóptero a Cañuelas que no tenía sentido aumentar las retenciones a la harina y el aceite de soja.
De Pedro, que es ministro del Interior y cumple todas las órdenes de CFK y Máximo Kirchner, respondió a Domínguez que La Cámpora y el Instituto Patria no apoyaban la decisión de aumentar las retenciones al campo. Esa información llegó sin escalas al presidente y sirvió para ratificar una estrategia de negociación que aparece pragmática y sin sesgo ideológico.
El gobierno tiene un Staff Agreement con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y descarta aplicar métodos de control de precios que puedan afectar su aprobación en el Parlamento. Los gobernadores peronistas no apoyarían una suba de retenciones y Juntos por el Cambio se retiraría del debate parlamentario si la estrategia de negociación económica coloca al campo -otra vez- como variable de ajuste.
“Esta semana vamos a resolverlo. No quiero conflictos. Por eso apuesto al diálogo”, pronosticó Alberto Fernández durante un encuentro con ciertos ministros que negocian con el campo.
El optimismo presidencial contrasta con la posición escéptica del sector agropecuario que no olvida los tiempos de CFK. Domínguez jura que no habrá aumentos de retenciones y Guzmán confía en diseñar un mecanismo que aplaque el impacto de la denominada “inflación de alimentos” en los precios internos.
Las reuniones continuarán hoy en Gobierno, mientras la Mesa de Enlace se prepara para lo peor. La guerra en Ucrania no da tregua y los alimentos ya son un bien escaso que multiplican su valor cada vez que Vladimir Putin sueña con la reconstrucción del Imperio Ruso.
Por: Román Lejtman
Fuente: Infobae