El impacto de las tecnologías digitales en la industria y el comercio de alimentos le plantea desafíos para atender y satisfacer a un consumidor cada vez más exigente y conectado al ecosistema digital.
Desde hace algunas décadas, asistimos a un proceso de innovación tecnológica digital que, enmarcado en la denominada Cuarta Revolución Industrial o Revolución 4.0, supone un gran cambio de paradigma para la industria y el comercio de alimentos. El desarrollo exponencial de tecnologías como Internet de las Cosas (IoT), Inteligencia Artificial (IA), Blockchain, Big Data y los avances en robótica, machine learning, procesos automatizados, software específico y computación en la nube, sumado a tecnologías de contratación digital, smart contract, e-commerce, entre otros, ha abierto enormes desafíos para un sector que, a su vez, debe atender y satisfacer a un consumidor cada vez más exigente y conectado al ecosistema digital.
Un consumidor altamente interconectado digitalmente: el grado de penetración de los teléfonos móviles llega a 5.190 millones (67 % de penetración); el crecimiento de los usuarios de internet que en 2015 eran 2.800 millones, actualmente supera los 4.500 millones (59 % de penetración); los usuarios de redes sociales alcanzan los 3.800 millones (49 % de penetración). Esto explica en parte un primer factor observable: el gran crecimiento del comercio electrónico que, se estima representó en 2021 el 17,5 % del total de las ventas de retail en el mundo, con un crecimiento global en 2021 superior al 16 % y que en Argentina llegó al 26 %.
Adicionalmente, se agrega un cliente que valora más las oportunidades de la omni-canalidad, dado que le posibilita hacer negocios en todo momento y lugar, a través del e-commerce. Es un cliente que debe ser más conocido por el proveedor, ya que tiene un perfil que busca productos más personalizados e información precisa del tratamiento e historial de los alimentos y bebidas que va a consumir.
Aquí es donde las nuevas tecnologías digitales como el Internet de las Cosas, la Inteligencia Artificial y el Blockchain (por nombrar las más destacadas y dinámicas) juegan un rol central.
IA, Blockchain, IoT
La IA es sin dudas, junto con Blockchain, una de las tecnologías más disruptivas y que mayores interrogantes y expectativas está generando globalmente. Si bien por su dimensión aún resulta complejo encontrar una definición concreta, podría resumirse que al hablar de IA nos referimos a sistemas computacionales capaces de resolver problemas y desempeñar tareas mediante la simulación de procesos intelectuales, a través de algoritmos en los que se basa y que pueden ser diseñados para resolver problemas, pero también para estudiar un problema y resolverlo.
Con esta potencialidad, la IA viene a realizar un significativo aporte al mercado de alimentos y bebidas en diversas aristas, que van desde la posibilidad de cosechas diferenciadas sustentadas en visión computing y la identificación del tipo de producto a recolectar de la planta, hasta la mayor eficiencia del manejo de inventario, control de calidad, selección y clasificación de productos para distintos mercados a través de sistemas predictivos de demanda y precios esperados. A esto se agrega en la etapa comercial un instrumento diferenciador en el mercado que es la posibilidad de conocer en mayor profundidad al cliente identificando sus gustos, preferencias, decisiones de compra y así ajustar la oferta a los requerimientos y exigencias de la demanda.
Quizás, uno de los elementos más disruptivos que han aparecido en el mercado de alimentos y bebidas de la mano de la Inteligencia Artificial en los últimos tiempos, es la posibilidad del diseño de alimentos. El caso de la compañía chilena NOTCo, uno de los unicornios de América Latina valorada en más de 1.500 millones de dólares, es un ejemplo de ello. La empresa elabora productos como NotMilk, NotMayo, NotIceCream a través del algoritmo Giuseppe que, sustentado en un algoritmo de IA, identifica los patrones que ocurren en datos de plantas y alimentos tradicionales. Estos patrones permiten al programa detectar cuáles son los vegetales a combinar para generar el sabor y textura deseados de aquel alimento tradicional. De hecho, la empresa ha recibido la aprobación para patentar en Estados Unidos parte de las aplicaciones de este algoritmo, lo que la transforma en la primera compañía de su categoría en usar este tipo de tecnología y la posiciona como una de las líderes en la utilización de IA en la industria alimentaria.
El otro gran desarrollo que está manifestando un fuerte crecimiento es la tecnología Blockchain. Y si bien su aparición en 2009 está vinculada a la publicación de White Paper de Satoshi Nakamoto sobre Bitcoin (que dio origen al desarrollo del mercado de criptomonedas), lo cierto es que esta tecnología ha abierto un universo de posibilidades que han llevado a muchos especialistas a afirmar que es la transformación más importante luego de la aparición de Internet, y que está acelerando el paso que ya se estaba experimentando: de la Internet de la Comunicación a la Internet del Valor. La tecnología Blockchain es un sistema informático complejo consistente en una base de datos distribuida, compartida e inviolable que utiliza técnicas criptográficas para dar seguridad e inviolabilidad a la información en ella subida.
En el ámbito de la gestión privada de documentación está comenzando a tener un gran desarrollo, pero también está transformando el mercado alimentario. Especialmente, por la potencialidad en mejorar de manera sustancial la trazabilidad de alimentos dando respuesta a un consumidor que, con solo apoyar su teléfono celular en el QR del producto, puede obtener información completa desde el nacimiento de un animal hasta su comercialización, pasando por las vacunas recibidas, la cadena de frío a que fue sometido, la alimentación recibida, etcétera, con la absoluta seguridad de que esa información no fue alterada.
En este contexto, la tecnología puede, entre muchas otras capacidades, ayudar a garantizar la inocuidad de los alimentos y certificación de adecuaciones sanitarias, así como brindar posibilidad a los organismos de contralor de cortar el avance de epidemias y enfermedades de forma más eficaz, al conocer dónde estuvo cada animal, como fue su crianza y desarrollo, y si tuvo o no contacto con condiciones sobre las que se deba tener particular atención. A nivel mundial ya hace varios años que las principales cadenas alimentarias iniciaron el proceso de incorporación de trazabilidad con Blockchain de alimentos y bebidas, con Carrefour a la cabeza, apoyado en el sistema IBM Food Trust.
En Argentina, Carrefour anunció hace unos meses que trazará con esta tecnología la carne vacuna de su producto Huella Natural que se comercializa en sus locales. Se agregan nacionalmente varios proyectos en desarrollo en carnes vacunas, vinos, cítricos y cerdos. Ejemplo de ello es el caso Carnes Validadas, en su plataforma de Blockchain, que traza el producto desde la madre hasta el consumidor y que ya ha logrado este año exportar a Arabia Saudita carne trazada.
Finalmente, no puede dejar de mencionarse que todas estas tecnologías se potencian bajo un gran paraguas que es el denominado Internet de las Cosas, entendido como el proceso de interconexión digital de objetos cotidianos con internet. Se presenta hoy como uno de los vectores tecnológicos más relevantes, con una estimación de entre 9 y 10.000 millones de dispositivos electrónicos interconectados con una proyección de crecimiento a más de 50.000 millones en apenas 10/15 años.
Consolidar todo este ecosistema requerirá estrategias e inversión de mediano y largo plazo y debates profundos para comprender, estimular y adaptar los sistemas productivos y comerciales a los trascendentes cambios que la digitalización tecnológica nos presenta. Y, por otra parte, prepararnos para los debates éticos, sociales y jurídicos sobre potencialidad y riesgos que la algoritmización y la utilización de datos, entre otros grandes y estratégicos temas, genera en este nuevo vínculo productor-consumidor.
Por: Carlos A. Vidal, abogado, escribano, Mg. en Ciberderecho, cofundador y secretario del Consejo Directivo de Fundación Cedef, coordinador del Convenio IICA-INTA para la Implementación de la Red Interamericana de AgTech.