El Instituto Nacional del Agua espera que se mantengan las condiciones de aguas bajas al menos durante período estival.
Juan Borús, subgerente de Sistemas de Información y Alerta Hidrológico del Instituto Nacional del Agua, confirmó que el Río Paraná permanece lejos de sus parámetros normales y lleva casi 300 días con niveles inferiores al límite de aguas bajas a pesar de las mejoras registradas en octubre.
“La fuerte variabilidad climática regional, presente en la cuenca del Río de la Plata en los últimos 15 años, se manifestó desde la segunda mitad del 2019, comenzando por la cuenca del Río Paraguay. Desde entonces prevalecieron las tendencias descendentes en todos los grandes ríos de la cuenca, con una sensible disminución de los aportes de los afluentes menores” describió y advirtió que “esta disminución del caudal tiene un impacto directo en el abastecimiento de agua para consumo humano, la generación de energía y la navegación y manteniéndose el período de sequía se dificulta la reproducción y alimentación de la fauna y se condiciona fuertemente toda la logística relacionada con el mantenimiento de la vía fluvial y la logística de la navegación, además de los procesos de potabilización del agua urbana”.
El pronóstico del Instituto Nacional del Agua para los meses venideros no es alentador, esperándose se mantengan las condiciones de aguas bajas al menos durante período estival. Según sus estimaciones, la altura del Río Paraná fluctuaría entre los 20 y los 40 centímetros hasta la primera semana de marzo, en una clara tendencia entre estable y decreciente.
“Es muy probable que la situación de la bajante complique, por tercer año consecutivo, la labor de los puertos en plena campaña gruesa 2021/22 de no revertirse las condiciones” concluyó Borús.