Las razones del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, detrás de la batalla que libra contra las cuatro empresas controlan más del 80% del negocio de la carne.
Todavía resuenan las palabras de Jen Psaki, vocera de la Casa Blanca, quien en una conferencia de prensa no dudó en señalar directamente a los conglomerados cárnicos como una de las principales razones del incremento en el precio de la carne en Estados Unidos. Lo cierto es que este tema está instalado en el país del norte desde hace meses, o más bien desde que Joe Biden asumió la presidencia, ya que viene llevando adelante una dura batalla contra los gigantes de la carne: la principal razón es que solo cuatro empresas controlan más del 80% del negocio, que a su vez queda en manos de tan solo un puñado de grandes supermercados. Juntos son formadores de precios. La vocera de Joe Biden, Jen Psaki, durante una conferencia de prensa, sugirió que los aumentos de precios pueden estar impulsados por “la codicia de los conglomerados”.
En el último año la carne subió más del 14% en Estados Unidos, mientras que el índice general de precios se ubica en torno al 6,8%. El incremento de este producto de consumo básico para los norteamericanos impacta de lleno en la inflación, uno de los mayores dolores de cabeza que está atravesando la administración de Biden.
Es por eso que los cuatro grandes frigoríficos que concentran el 80% del negocio están en la mira del Gobierno. Tyson, JBS, Marfrig (National Beef) y Cargill no solo son los mayores proveedores de carne en el mercado interno, son también los principales exportadores. Incluso fueron criticados por el Gobierno de Estados Unidos en plena pandemia de COVID en 2020 por la gran cantidad de carne que exportaban -perjudicando el abastecimiento local- en momentos en que las plantas frigoríficas trabajaban a media máquina producto de los brotes de COVID entre los empleados.
En este contexto, desde la Casa Blanca señalan directamente que es necesario reducir el poder consolidado de este conglomerado de empresas, no solo para contener los precios en el mercado interno, sino también para que los ganaderos reciban una mejor paga por su ganado.
“Como notamos en septiembre, sólo cuatro grandes conglomerados controlan aproximadamente el 55-85% del mercado de carne de cerdo, carne de res y aves de corral, y estos intermediarios estaban usando su poder de mercado para aumentar los precios y pagar mal a los agricultores, mientras se llevaban más y más para ellos mismos. Los nuevos datos publicados en las últimas semanas por cuatro de las mayores empresas procesadoras de carne (Tyson, JBS, Marfrig y Seaboard) muestran que esta tendencia continúa (otros procesadores importantes son empresas privadas que no informan públicamente sobre sus ganancias, márgenes o ingresos). Según las últimas declaraciones de ganancias trimestrales de estas empresas, sus ganancias brutas han aumentado colectivamente en más del 120% desde antes de la pandemia, y sus ingresos netos han aumentado en un 500%. También han anunciado recientemente más de mil millones de dólares en nuevos dividendos y recompras de acciones, además de los más de US$ 3.000 millones que pagaron a los accionistas desde que comenzó la pandemia”, señala un comunicado emitido esta última semana por la Casa Blanca, donde explica punto por punto el estado de situación de la industria cárnica en Estados Unidos.
La administración Biden respalda también sus afirmaciones con datos concretos y señala: “Algunos afirman que los procesadores de carne se ven obligados a subir los precios al nivel actual debido al aumento de los costos de los insumos (por ejemplo, cosas como el costo de la mano de obra o el transporte), pero sus propios datos y declaraciones de ganancias contradicen esa afirmación. Sus márgenes de ganancia, la cantidad de dinero que están ganando por encima de sus costos, se han disparado desde la pandemia. Los márgenes brutos aumentaron un 50% y los márgenes netos superaron el 300%. Si el aumento de los costos de los insumos estuviera impulsando el aumento de los precios de la carne, esos márgenes de ganancia serían aproximadamente planos, porque los precios más altos se compensarían con los costos más altos. En cambio, estamos viendo que los procesadores de carne dominantes utilizan su poder de mercado para obtener márgenes de beneficio cada vez mayores para ellos mismos. Las empresas que enfrentan una competencia significativa no pueden hacer eso, porque perderían negocios con un competidor que no aumentará sus márgenes”.
Según señalan los medios norteamericanos, la postura de Biden es inflexible contra los monopolios que actúan en diversos sectores estratégicos de la economía de Estados Unidos. Desde los bancos, pasando por las empresas de tecnología, laboratorios y por supuesto la industria cárnica. “Permítanme ser muy claro. El capitalismo sin competencia no es capitalismo. Es explotación”, afirmó el presidente de Estados Unidos meses atrás cuando firmó un superdecreto con 72 medidas para promover la competencia e instando a varias agencias federales a combatir “vigorosamente” prácticas monopólicas.
Así es que, con los últimos datos de inflación y el impacto de la suba en el precio de la carne, los medios norteamericanos señalan que Biden endurecería su postura contra la industria cárnica. Por lo pronto, avanza el paquete de estímulo de más de US$ 1.400 millones destinado a promover y vigorizar a las pequeñas industrias, agricultores y trabajadores del sector perjudicados por la pandemia.
En tanto, la semana pasada el Departamento de Agricultura anunció que su programa de garantía de préstamos para invertir en pequeños procesadores y distribuidores de carne ya está abierto. El programa utilizará US$ 100 millones en fondos del “American Rescue Plan” para apalancar aproximadamente US$ 1.000 millones en préstamos de capital a través de prestamistas comunitarios y del sector privado para expandir la capacidad de procesamiento de carne y aves de corral y financiar otra infraestructura de la cadena de suministro de alimentos. “Esta importante inversión en la nueva capacidad del sector privado brindará a los productores más opciones, ayudará a generar competencia en la industria de procesamiento de carne y cerrará las vulnerabilidades en la cadena de suministro de alimentos reveladas y exacerbadas por la pandemia”, detallan desde la Casa Blanca.
Por: Yanina Otero
Fuente: Ámbito Financiero