Por otra parte, de acuerdo a lo expresado por Mercado Ganadero Rosgan, las categorías destinadas a consumo, novillitos y vaquillonas, reflejan una caída importante en la demanda.
La mejora de la cuota Hilton empuja la cotización del novillo argentino y así el pesado y trazado marcó 3,60 dólares el kilo, cuatro centavos más en siete días y acumuló una suba del 37% desde octubre.
“Los precios de las importaciones de Europa retornaron a los niveles prepandémicos ante las perspectivas del avance en la vacunación contra el covid-19”, indicó el análisis de Valor Carne.
La demanda de esta categoría se activó con las mejoras en las cotizaciones de la cuota Hilton que, en pocas semanas, pasó de valores de cuatro dígitos a los 13.500 dólares la tonelada de ahora.
Las perspectivas del avance de la vacunación contra el Covid-19 en el Viejo Continente y su efecto sobre el movimiento de las personas, “teniendo en cuenta que nos enfilamos a la primavera y verano boreales, lanzaron a los importadores a hacerse de mercadería, que alcanzó a niveles prepandémicos”, indicaron los analistas.
Desde principios de octubre, este novillo aumentó su valor 60% en pesos y 37% en dólares.
Por otra parte, de acuerdo a lo expresado por Mercado Ganadero Rosgan, las categorías destinadas a consumo, novillitos y vaquillonas, reflejan una caída importante en la demanda.
Sin embargo, no es de extrañar para los especialistas el caso de la vaca y el novillo porque son dos categorías cuyos cambios de tendencia implican impactos de mayor temporalidad en el ciclo ganadero.
“En particular, una caída pronunciada en la faena de vacas abre el interrogante respecto de la esencia de ese cambio, esto es si hay una mera baja estacional o se trata de los primeros efectos de la elevada extracción registrada en los últimos años.
La estacionalidad en la faena de vacas suele ser muy marcada.
Normalmente, durante los meses de diciembre a febrero, la oferta de esta categoría suele disminuir por cuestiones estacionales.
Tras los servicios de primavera, el productor abre un período para repasos y posterior confirmación de si sus vacas están preñadas.
Una vez realizado esto, comienza a aparecer todo lo que ha quedado como vientre vacío (sin preñez) y, posteriormente, tras los destetes, la vaca seca de última parición.
“Esto normalmente marca una recuperación en la oferta a partir de marzo-abril en adelante, con un pico en los meses de junio a agosto, coincidente con el invierno”, expresaron los especialistas del Rosgan.
Esta caída en la oferta de categorías no deja de marcar una luz de alerta respecto del impacto que indefectiblemente genera sobre el stock nacional.
En este sentido, el stock de vacas registrado al 31 de diciembre de 2019 marca una pérdida de más de 560.000 vientres de un año a otro, lo que implica unos 350 a 400 mil futuros terneros menos.
Ahora bien, en Rosgan se plantean qué sucedió en la oferta para registrar semejante disminución, cuando la avidez de la demanda especialmente de esta categoría prácticamente no se ha visto alterada.
“China -nuestro principal comprador de vacas-, se ha mantenido muy activo durante gran parte del año, aún con las limitantes planteadas por la pandemia”, dijeron.
De acuerdo a las cifras reportadas por el INDEC, en 2020 China compró unas 462.269 toneladas de carne (peso producto), un 8,3% más que lo registrado en 2019.
Entonces la explicación de la disminución de casi 300 mil vacas en la faena cuando su demanda se mantuvo prácticamente inalterable es que se está “ante un cambio de tendencia en el ciclo y se percibe a nivel productor una mayor aversión por deshacerse de los vientres (vacas)”.
En tanto, es lógico esperar en los próximos meses una reaparición, tanto de vacas como de novillos, que actualmente están recriándose a campo.
Sin embargo, resulta difícil ponderar si este nivel de oferta será suficiente para satisfacer la demanda, de China principalmente.